30-03-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (IX).



Respuesta del maestro Chang a las dudas de su discípulo.

qweryusdhjl,.

26-03-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (III)

Tres

Tres números rojos brillan en la oscuridad interior. Afuera llueve.
Tirada en la cama, los ojos fijos en el techo. Se produce un pequeño sonido. Voltea su cara hacia el aparato que ha sonado, y recibe brillos que forman un siete, un tres, un cero. Se levanta, al fin.
Las gotas rebotan contra los edificios. Más abajo, la gente se moja mientras camina. Florencia mira en esa dirección mientras se viste. Pronto el hombre que está en la cama se irá, y ella prenderá la luz y se apoyará a llorar contra la ventana. Así mismo será trasladada a otro contexto. Pero todavía falta.

Ella camina bajo la lluvia. Observa las caras de todos los que van, junto a ella, por las calles. Parece que todos los habitantes de la ciudad se han volcado a ellas en ese mismo momento. Piensa en la multitud de vidas que no conoce, que jamás conocerá. Todo lo que los conecta no es más que un reflejo, un segundo, una imagen fugaz en los ojos de los otros. Y eso es la vida, se dice para sí.

Recoges tu pelo castaño, reflejándote en la ventana. Afuera sigue lloviendo, y el repique de las gotas en el techo domina, ante el silencio de la habitación vacía en la que estás. Ves los rectángulos iluminados frente a ti, y tratas de advertir movimientos mientras te quitas la ropa. Quizás continúas la búsqueda de un igual, te dices. Quieres ver, pero no lo logras. Lloras contra el vidrio frío, y tus lágrimas recorren caminos conocidos.
Te alejas, tu silueta oscura empapándose de sus propios detalles. Logras que esa imagen trascienda, ahora ha sido tu momento, más allá de ti. Aunque no lo sabes, aún.
Te dejas caer en la cama desecha, vencida por la oscuridad. Cierras los ojos y te abandonas.
Tres números rojos brillan en la oscuridad interior.

25-03-2007

La dimensión desconoci... da (VII).

Capítulo VII: La importancia de irse.

- Profesor... ¡usted usa peluquín!
- Ah?
- Y también tiene un ojo de vidrio.
- Ah?
- Y además tiene una oreja de plástico.
- Ah?
- ¡Hasta atrás! Ja. Ja. Ja.
- ¡Estás expulsado!
Se quedan callados. Podría haber dicho cualquier cosa, pero haber dicho... eso... fue el acabose.
- Señor, Astolfo prefiere...
- Cánsome como llegó, y lo primero que hizo, se puso el sombrero.
- Es grande!
- Mayor soy yo... y quién os mete conmigo a vos?
- Ah?
- Te equivocaste, huevón, tienes un rojo.
- ¿No puedo apelar?
- Ni que fuera Frei, hueá.
- Bueno, mejor váyase a la chucha. Me voy (Vase).


La importancia de irse.
En este ensayo, discutiremos el deseo de irse, de "virarse" de ciertas cosas. Esto se manifiesta claramente en la tribu de la música gótica, con sus recitales y cosas, han logrado abrir un espacio claro a la perspectiva del hombre como animal pensante y finito, es decir, a aceptar que algo puede pasar después de que uno nace, pero ya muriendo todo acaba ahí, esto les ha valido el desprecio de muchas figuras de la cultura gnóstica, como son: el connotado decano. (aplausos).
Decano: Gracias, muchas gracias.
Público: Qué cante, que cante!
Decano: Ah... "Tu cariño se me va..."
Orquesta: Pam, pam.
Decano: Se me va...
El inteligente Braulio Willebäuern.
Braulio: Ese soy yo.
Público: Cinco hurras a Braulio.
Braulio: Sí, sí.
Público: Ya.
El amable Claudio Álvarez.
Claudio: (entra arrastrándose en las rodillas).
Público: Wow!
Claudio: Jo.
Público: Wow!
La sexy Carolina Netanyahu...
Público: Buuuh! Nos estafaron.
Director: Ya pues decano, ¡rellene!
Público: Muerte. Muerte. ¡Queremos a Carolina!
¡Queremos a Carolita!
Director: Ay...!
Público: Vamos, vamos Carola, que esta noche tú tienes que brillar.
Decano: Agradecemos esta demostración de afecto para la Carola, pero lamentablemente no va a poder venir.
Público: Entonces no hay nada (Vanse).
Director: Pero decano, mire, nos quedamos con el molde hecho, ¿qué vamos a hacer con todos los canapés?
Continúa...

23-03-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (VIII).


Viaje interior.
Lara por otra parte,
Emprendió un camino
Algo más complejo.
Resulta ser que implotó,
Iniciando un viaje dentro de sí mismo.
Ahí estaban sus tripas con sus jugos,
Ahí el cerebro dubitativo.
Ahí sus manos ávidas,
Ahí el corazón derretido.
Ahí el miedo de siempre,
Ahí el balón
Que pateaba en la plaza,
Junto con la rodilla hinchada.
Hasta la fecha
No hemos escuchado más reportes de Lara.

19-03-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (II)




Dos

Aprieta el timbre dos veces ante la puerta de Jeremías y tarda un momento en escucharse el ruido de pasos descalzos al acercarse. Jeremías abre la puerta en toalla, recién salido de la ducha, y echa un vistazo hacia la calle comprobando, como si sirviera de algo o hubiera que temer de la presencia de extraños, que Félix viene solo y nadie observa su entrada a la casa. Una vez cerrada la puerta Jeremías cambia su actitud y saluda afectuosamente a Félix que responde de igual forma. Por sobre el hombro de Jeremías lanza una mirada hacia la pieza, ahí ve las zapatillas de Danielle que está acostada sobre la cama. Jeremías vuelve a entrar al baño, Félix entra a la pieza y saluda a Danielle para sentarse a los pies a esperar que Jeremías salga de la ducha.
Danielle le pide a Félix que ponga algo de música, él se para y revisa entre los discos de Jeremías, encuentra uno con carátula amarilla y una pequeña raya roja en el centro, lo pone, se escucha a una mujer cantando en un idioma nórdico, se puede decir.
- Soñé contigo anoche –le dice intempestivamente Danielle. Félix se encoge de hombros y se sienta en el suelo, a los pies de la cama, a escuchar la música y nada más.
- Éramos hermanos y vivíamos en el sur, muy al sur, lo sé porque se veían unos árboles que daban esa impresión, creo –Félix menea la cabeza siguiendo la melodía de violines que se adueña del silencio-. Teníamos una abuela, no era nadie que yo conociera, en la realidad, digo, y era muy fina y con el pelo muy, muy blanco –Félix cierra los ojos y se conmueve un poco con la voz de la mujer que canta, que es muy dulce-. La vieja quería obligarme a que me acostara contigo, que estabas debajo de unas frazadas, no te veías, la verdad, pero yo sabía que eras tú el que estaba ahí, y yo le tenía mucho miedo a la abuela pero no quería meterme ahí contigo –él mueve los pies para llevar el ritmo, respira hondo-. La abuela decía que tenía que hacerlo porque debía mantenerte satisfecho.
Silencio en el equipo, silencio en la pieza.
Félix suelta una carcajada.
- Ayer lloré, no sé muy bien por qué –dice Félix.
- Al despertar lo llamé, ¿sabes?, no me importó mucho la larga distancia, quería hablar con él...
- Creo que pensé en mí llorando y me dio mucha pena, y lloré...
Se quedan callados, pero ahora está gritando la mujer del equipo. Entonces Jeremías sale del baño ya vestido y con él entra al dormitorio una oleada de vapor. Ya, dice, ya, repite. Félix pide permiso y entra al baño.
Adentro todo está húmedo y envuelto de vapor. Abre la llave del lavamanos y se apoya en él, frente al espejo que está cubierto y no muestra nada. Félix envuelve su mano en la manga del chaleco y la pasa por el vidrio empañado. Por unos segundos en los que queda aterrorizado el espejo no le devuelve ningún reflejo, pestañea, y ahí está, vuelve a respirar. Toma un poco de agua y sale del baño.
Jeremías y Danielle están sentados al borde de la cama. Jeremías sostiene una pequeña cajita de madera que extiende hacia Félix. Félix la observa. Ya, dice Jeremías, y Félix la abre. En su interior no se ve nada, o todo se ve negro, más bien. Félix mete los dedos en la caja.

18-03-2007

La dimensión desconoci... da (VI).

Capítulo VI: Todo es inservible.

Todo es inservible y todo es un camino recorrido, como decía el capitán general. Ese viejo también era inservible, además de hediondo a poto, ya que no se lo lavaba nunca. Notable es su cita: " En realidad, yo creo que básicamente el meollo de la cuestión es algo que sin duda debo aclarar, entendiendo esto como una notable disrupción en el espacio tiempo y tomando al filántropo hombre como pensador, entonces, sin duda, lo más importante está claro que a simple vista no puede resolverse, y teniendo en cuenta la serie de detalles que no trascienden, tenemos, luego, que el simple hecho de obviar lo intrascendente nos provoca otro problema al que abocarnos, esto sin olvidar lo anterior, dado que todos los problemas se juntan, y además tienen mucho que ver."
- Gracias, Milton.
- De nada, Héctor.
- Y ¿qué opina ud. Tito?
- Lo que ud. quiera, J.M.
- Llamemos pues a Néstor.
- Inmediatamente, Sapito.
- Pero Juan Ramón, no diga esas cosas.
- Mire Hans, usted no se meta.
- A ver... dejemos algo claro, yo creo que... ¡chucha! hicieron un gol estos cabros.
- Diablos, nos van a echar.


Así acabó el único partido transmitido por Canales Unidos, los críticos fueron repartidos en extrañas duplas, las que pasaron a la eternidad. Y de ahí vienen las constelaciones de JM, Sapito, Hans y Val Kilmer. Haga un esquema.





- Oye, ¿tú crees que esto sirve para algo?
- En realidad...
- Gómez! Por estar conversando responda esto:
¿Qué es el arte?
- Pero, profesor, yo...
- Responda.
- Bueno. El arte es, principalmente, todo lo que está hecho para nada.
- ¡Torpe! Si usted piensa eso será mejor que se vaya.
- Pero... señor, el colegio se está quemando.
- No importa.
- Pero... acaso no escucha el plan Daisy?
- Oh sí!
- Bueno, corramos.
- Ay, Gómez, sálveme por favor.
- Pero si Ud. es casado.
- Eso da lo mismo.
- Sin embargo, no tengo nada que ver con ella, está viviendo con su mamá en Swazilandia.
- ¿Cómo lo sabes? Es mi esposa.
- Ja. Ja. Ja.
- ¿De qué te ries?
Continúa...

13-03-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (VII).


Omertá.
Escucha:
Te haremos una oferta que no podrás rechazar:
Dos balas en la cabeza a cada uno...
Pero mantén a tus enemigos incluso más cerca.
Y nunca digas lo que piensas,
Luego la dejas caer, nadie se dará cuenta si la tienes o no,
Porque no es nada personal,
Negocios, sólamente...
En mi casa.
¡En mi casa! ¡En mi dormitorio!
¡Donde juegan mis niños!
¡Donde duerme mi esposa!
En mi casa...
Rompiste mi corazón.

12-03-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto)


I



Uno

Un sonido constante, que se percibe suave. La mirada en un plano doble: el reflejo de sí mismo, primero. Más allá, nítido el cielo, algunas nubes a la misma altura de su vista. Abajo, la inmensidad de lo verde, ordenado por líneas rectas. Algunos puntitos en blanco y negro se mueven, mucho más lento. El plateado surca el celeste a gran velocidad.
Mientras el avión baja, poco a poco, él piensa en los motivos de su viaje. Le parece una necesidad el salir del centro, pero lo racional se le escapa. De todas maneras, está conforme. Parece feliz. Aunque eso nunca dura demasiado.

El sonido constante al que ya está acostumbrado. Las máquinas creadas para ayudar, a él y a muchos. Acostado en la camilla, la mente en blanco. Todos sus recuerdos no trascienden a esa habitación. Inclina la cabeza hacia la ventana. La mirada en un plano doble: el reflejo de sí mismo, primero. Más allá la lluvia que cae en la noche, notoria bajo el haz de los focos. Al fondo, una ventana iluminada y en ella una muchacha. Su figura delgada paseándose y su contorno oscuro reluciendo contra la iluminación que la rodea. El brillo de su pelo castaño es una imagen que se fija en él. Aunque él no lo sabe, aún.

Un sonido constante, que sorprende y despierta. Abre los ojos y le cuesta descubrir dónde está, pero no le parece sorprendente. Todas las mañanas que ha despertado al lado de ella ha sido así. Se levanta y camina hacia el teléfono. Frente a un espejo, levanta el auricular para recibir un sonido mecánico, intermitente. Cuelga, mientras levanta la cabeza. La mirada en un plano doble: el reflejo de sí mismo, primero. Más allá, la chica tapada solo con su pelo castaño. Ecos de una discusión, de muchas, se construyen en su mente, justo antes de que comience a surgir lo blanco y él quiera abrir la puerta e irse. Ella sueña con la última noche. Sonríe. Aunque las repercusiones de todo estén lejos de cristalizar.

El sonido constante sigue percibiéndose suave, pero los movimientos que ahora lo sacuden maximizan el ruido en general. Las vacas, antes vistas como puntos, se aprecian ahora desde una corta distancia. Cuando las ruedas tocan el suelo, él se acerca a la ventana. La mirada en un plano doble: el reflejo de sí mismo, primero. Más allá, el gris de las construcciones y gente esperando a muchos de los que van con él. Se termina el movimiento. Las puertas se abren. Mientras respira el aire limpio, él se baja, dispuesto a la vida. Le parece una primera vez.
Aunque no lo sabe, dos minutos después una chica de pelo castaño baja por la escalera del avión. El pasado no se iría, esta vez. Había llegado el momento de saber.
Alea iacta est.

06-03-2007

La dimensión desconoci... da(V).

Capítulo V: ¿No será esta una de sus bromitas?


Escena IV.
Valentina, Mario y Jorge.
Jorge: Permiso.
Mario: Compadrito! Cómo le va?
Jorge: Aquí, viviendo. Tenís algo nuevo?
Mario: Claro, tengo a la Vale.
Jorge: Vale?
Mario: Vale.
Jorge: Ya.
Mario: ¿Y cuánto vale? (Mario rie, Jorge permanece serio).
Jorge: Chacal... Yo en cambio, no tengo a nadie.
Mario: Lepe.
Jorge: Rencoret.
Valentina: Hola chiquillos, ¿me echaron de menos?
Jorge: A decir verdad, echamos de menos tu cuerpo. (Ásela).
Valentina: Ya suelta, degenerado.
Mario: Ah la la la la!
Valentina: Me voy donde mi mamá, Jorge, y lo sabes. No andes hueveando. Ahora, suéltame...
Jorge: Ok. Pero antes un besito. (La besa).
Valentina: Ah! Pero siempre tú... con tus besos tan ricos.
Jorge: Lo sé.
Mario: ¿Se supone que debería hacer algo? (Vase Valentina). Cuando tú estés pololeando yo te voy a hacer lo mismo.
Jorge: ¿Qué cosa?
Mario: No sé poh.
Jorge: Bueno. Total, todos somos iguales. Oye, sigamos a Valentina para ver su cuerpo. (Vanse).
Escena V.
Dr. Mortis, Antichapulín.
Antichapulín: No lo tenía friamente calculado.
Dr. Mortis: Lo sé. Por algo será.
Antichapulín: Usted sí que sabe, doctor.
Dr. Mortis: Oye, por qué no sacamos las chelitas del frigider y celebramos la victoria del equipo.
Antichapulín: Pero si ese equipo nunca ha ganado nada.
Dr. Mortis: Lo sé, pero el Saco jugó de miedo.
Antichapulín:Puras patás ese cochino.
Dr. Mortis: A ver, el teléfono.
Antichapulín: Pa qué quiere ver el teléfono.
Dr. Mortis: Me tinca que es otro.
Antichapulín: (Ap). Si no tuviéramos ya varios años viviendo juntos diría que este viejo estúpido me está engañando. (Al doctor). ¿No será esta una de sus bromitas?
Dr. Mortis: Pero mi Anti, cómo se le ocurre decir eso.
Antichapulín: Verá, primero lo pensé y luego deduje que era lógico decirlo.
Dr. Mortis: Es usted una persona muy inquieta. Más le vale tomar ritalín o va a terminar como Bilz, un compañero que tuve yo, al que se le reventó la cabeza, en un inoportuno momento.
Además, le dió por hacer clases de electrofísica, encabronadamente difícil el cursito.
Ocurrió una vez que estando en su casa, golpeó tanto a su señora que esta se volvió un excelente físico nuclear. A pesar de que él podía vanagloriarse de que a su lado tenía un excelente físico, los celos terminaron por destrozar la relación.
Y, por eso, tenemos aquí en el consultorio a la dra. Marialy que contestará todas sus preguntas:
- Aló?
- Sí, ¿cuál es su nombre?
- Macabea.
- Bien, fue un placer haber hablado con usted.
- Gracias, yo siempre veo su programa.
- Lo sé.
- ¿Es que acaso todos saben todo?
- Lo sé.
"Corten" dice el director, "corten", "corten", y el público escandalizado agarra las tijeras y el papel, previamente dispuesto, armando figuras inservibles.
Continúa...

04-03-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (VI).

El baile y el silencio.
La multitud danza,
Al ritmo de un bit incansable.
Algunos sucumben, exhaustos.
Otros persisten:
Los ojos inyectados,
La furia del que no para.
De pronto un hombre se detiene,
Asegura que para seguir bailando de forma correcta
Debe antes hacer una llamada...
Continúa...