25-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (VII)



Siete



El teléfono.
Estiro el brazo y escucho la voz que surge desde algún otro lado.
Si el problema de siempre es el mismo de siempre, ¿por qué no solucionarlo? Lo que pasa es que no es lo que se cree, lo que molesta es la superficie, la cáscara de algo, y el verdadero problema está en la forma, adentro. Que yo no quiero más, que vivir de esta manera no puede continuar no es algo profundo, sino que manifestaciones de la realidad, que es que no estoy configurado para este tipo de vida y me convenzo de lo contrario. Por eso, entre todos los aspectos que me gustan de ti, puede importar más en momentos como este que seas desordenada, que no te guste comer en la cama, que duermas con chaleco cuando hace frío. Y no, claro, no hay más amparo para la mantención de eso que notar que es lo tradicional de cada uno, para defender los aspectos diferentes de la individualidad, y así se pudre. Al fin y al cabo se trata de una pugna, que no te incluye como persona, sino que se establece en mí, entre el yo y el nosotros, que conviven dentro de uno en una situación como esta, cuando hay alguien extracuerpo pero de alguna manera adentro. Me refiero al nosotros que crece cada vez que me sonríes, que caminamos por la ciudad, que mi mano duerme con tus pechos. Pasos adelante en desmedro del otro que lucha, la identidad individualista que no transa en su desarrollo, que habla sobre lo poco necesario de tu presencia. Es quizás el problema de escuchar. Gracioso que me criticas lo contrario, y junto con eso mis ausencias, el poco compañerismo.
Existen dos caminos, y no es posible no verlos separados. Basta un detalle para tomar una vía, y en el momento la otra queda obsoleta, se derruye en segundos ante los ojos, quizás la conciencia. Probablemente no. Y ahí se origina la lástima, el arrepentimiento. Si al final son dos opciones, no más. Si solo pudiera dirigirme en los dos sentidos, trabajar por los dos caminos, bicapaz, ambidiestro. Pero no puedo. Si es mi maldición, aquí y ahora decido que me voy, pero ahora y aquí decido que me quedo a tu lado. Sabiendo de la incapacidad, intranquilo por el yo y el nosotros.
Miro mis dos manos y las quiero iguales. Suelto el teléfono que estuvo entregándome el mismo sonido por un rato. Me doy vuelta, el sol rebota en el vidrio del portarretratos, y entra en mis ojos.

23-04-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (XI).


La respiración interior.
Las bestias vuelven al redil después de una ingenua (y estúpida) insolencia.
La bofetada nos cruzó el rostro estupefacto,
Lleno de sonrisas a mansalva,
Que compramos juntos en la luna de Deimos.
Horrible lugar.
Ahí cerraste los ojos
Por última vez,
Escuchaste la respiración interior,
Esa que no entendimos, al igual
Que los sentidos que no hemos convocado
A hurgar este prado
Donde el sufrimiento es el motor
De felicidades que escasean como el café negro
De la hora del crepúsculo,
Hora en la cual,
Somnolientos y bobos,
Mirábamos con un hilo de plata cayendo de nuestras bocas entreabiertas,
La brillante ventana de arenilla,
Con sus promesas y encantamientos,
Y nos aprendíamos el libreto,
Que cruel y sospechosamente
Escribió Li para nosotros.
¿Notaste la sombra que se asomaba detrás de la cortina?
La hoja negra que enarbolaba,
Pretendió hacer cuatro seres de donde sólo habían dos.
A tu lado me quedé entonces.
La respiración interior se alejaba
Sonando fuerte,
Ascendiendo a los infiernos
De la luna de Deimos.
Un manto escarlata se extendía desde mi espalda,
Cada célula era un áuriga brioso
Cabalgando enceguecido hacia los guardapolvos de tu casa.
Debo recordarte,
Pequeña,
Que te advertí encarecidamente de sombras como aquella.
Tú te reíste aquella vez.
Y yo hundí mi mirada en el pecho, avergonzado.

16-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (VI)




Seis



Tres números rojos palpitan en medio de las tinieblas.
Tic.
Tac.
Tic.
Tac.
Los ojos de Félix abiertos, la mirada pegada en esos números que de tanto verlos han perdido sentido aunque sabe, cómo no, que quedan veintitrés minutos antes de que se desate el ruido. El miedo en el estómago de todas las mañanas lo invade como siempre, es que al despertar se vuelve a ser uno para dejar de ser de uno mismo y ser mucho más de los demás... ¿Se puede escribir algo así? ¿Es cierto por lo demás?
Tic.
Tac.
Tic.
Tal como lo sospechaba, al exhalar se ve el vapor de su aliento, incluso en la penumbra que empieza a ganar terreno: más motivos para temer, menos razones para levantarse. El inexorable murmullo de la radio arremete, se escucha el rumor borroso y crepitante del dial entre dos estaciones justo como... Clichés, metáforas baratas, todo tiene que ser tan vulgar, tan precario.

Té y pan, pan y té, el desayuno pasa fugaz por sus manos. Pocas cosas le son más deprimentes que comer solo. La rapidez viene bien.

Entra al baño, se desnuda y mira al espejo. Llora, ríe, frunce el ceño, pone cara de idiota, de caliente, de suficiencia, mueve la boca, cierra un ojo, se respinga la nariz para mirar los pelos, baila un poco, saca músculos, simula un coito, se estira, hace sonar sus vértebras, finalmente queda en la expresión más neutra que saca de su repertorio.
- Esto es lo que soy –sus palabras retumban en el vacío del baño. Al menos eso es lo que ven. Es esas muecas frente al espejo y no se lo cree. Pectus excavatus.

Promete nunca volver a mirarse a los ojos en el espejo.
Apaga la radio, cansado del ruido borrascoso, y se apresta para salir. Pronto las inquietudes volverán a su rincón particular. Deja de ser uno y pasa a ser otro. Infélix.

Decide no tomar el ascensor para no toparse con nadie, no lo soportaría, hoy no. Al salir del edificio ve un polluelo muerto aplastado en el suelo. Pobrecito, muy niño para volar. Mira hacia arriba, el cielo helado, las palomas en las cornisa. El día promete ser como tantos otros, piensa, un día de mierda.

Al poco caminar la certeza lo golpea: no tiene qué hacer, a dónde ir, nadie lo requiere hoy. Aún así sigue caminando, la vista en la vereda donde los papeles tirados se amontonan. Un hombre que los rastrilla le dice algo que no comprende, le sonríe igual, hace el esfuerzo.

Saca del bolsillo el borrador y lo lee...
“Mientras L duerme Francisca se para y camina desnuda por la alfombra. Se pone frente al espejo y mira...” No, tampoco resiste esto. Mira a las otras bancas del parque y no hay nadie. Rompe el papel.

Cierra los ojos y piensa. Mientras L duerme. Francisca desnuda. Alfombra. Espejo. Tras el reflejo de su sombra puede apreciar la ventana que muestra una pequeña fracción de la ciudad que titila esta noche. Titila. Palpita. Números rojos... Esta imagen lo fascina: “Francisca mete un mechón de su cabello tras la oreja y mira a L por sobre el hombro...

Caminando de nuevo por la Alameda, súbitamente se topa con un letrero que muestra una flecha hacia abajo con un lema que dice “Llegue a su destino aquí”. Por fin se ríe, después de todo está vivo, ¿no? Bajemos la escalera, qué diablos.

Desciende.

09-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (V)



Cinco



No hay más bautismo
que el bautismo de fuego.
Piglia, Respiración artificial.




Despertar. El despertar de ese día que se ha estado esperando desde hace tanto tiempo. El día. La luz atraviesa las persianas semiabiertas y dota de colores brillantes a todo lo que existe en esa pieza. El sol asomándose entre los vestigios de las nubes que han dominado últimamente. Hoy no.

Levantar las frazadas con fuerza. Un gran impulso interior, salir de la cama, dirigirse a la cocina, tostar un pan, tomar un vaso de leche, marcar una cruz, igual a las otras, en el calendario, pero esta vez en el día que está enmarcado con rojo.

Ir al baño, abrir las llaves del agua, entrar a la ducha, sentir que el agua es parte de tu propio cuerpo, permanecer un par de minutos ahí, sonriendo pero con lágrimas en los ojos.

Secarse, vestirse en la pieza con las ventanas abiertas, percibir los tímidos rayos cálidos en todo el cuerpo. Escoger ropa alegre, de muchos colores, que brille un momento cuando tenga el celeste de fondo. Ver un segundo la foto de Félix y tú, y ponerla boca abajo para no verla nunca más.

Salir del departamento, como cualquier día, saludar al portero, ambular por la calle, mirar a la gente que camina también. Un día normal, comprar un chocolate en el kiosco de la esquina, botar el envase vacío en un basurero cualquiera, mirar tu reflejo en las vitrinas iluminadas.

Acercarse al edificio antiguo, dar saludos a las personas que has convencido con argumentos falsos, tomar el ascensor hasta la azotea, arrepentirse de no haber traído una chaqueta al sentir el frío de las alturas, espantar las palomas en la cornisa, sentarse en ella, sentirse lista.

Pensar en razones, sentimientos, procederes. Meter la mano en el bolsillo, desplegar la carta exculpadora, arrojarla, ver como el viento la domina, la lleva al lugar que él elige.

Cerrar los ojos, sentir el aire alrededor, pensar en el brillo, delante del sol, de tu ropa, ser un punto que se va haciendo cada vez más grande para la gente abajo, un chiflón multicolor para los que están en los pisos intermedios, ser una memoria, un recuerdo vago que se apaga en los otros, una conciencia súbita del destino. Una necesidad de oportunidades, de vida.

Levantarse del lugar, mirar hacia abajo, la gente caminando, sentir el repicar del teléfono en el bolsillo. Dirigirse al elevador, bajar al fin, de una buena vez. Salir del edificio, poner los pies en el cemento, en la acera, empezar a caminar nuevamente.

En el departamento una mano levanta la foto.

07-04-2007

La dimensión desconoci... da (IX).

Capítulo IX: What the fuck is Nikolo?

- Oh Patty, bendíceme con tu gracia.
- A ver, a ver, a ver. ¿Qué pasa ahí atrás?
- Nada profesor, es el Rubén que hace escándalo (ap. a Rubén). Ya cállate que me van a descubrir (al profesor). Señor, Astolfo prefiere.
- Cánsome como llegó...?
Rotto: Puta, colega!
Candonga: Ya poh! Empezemos de nuevo.
Comodoro: Sí, vos lo decís porque estai puro grabando.
Ché: Sí, Gigi gay!
Billy Bilz: Estúpido!
Candonga: Métete la luma por donde te quepa, porque yo ya me cansé de tus enojos.
Billy Bilz: Eso no tiene nada que ver con lo que estábamos haciendo (le pega a Candonga en la cabeza. Candonga cae).
Rotto: Lo mataste, asesino.
Todos: ¡Asesino, asesino, asesino!
Billy: ¡No! ¡No! (se le revienta la cabeza).
- Uy, Sergio, cambia eso. Ya van dos muertos en éste ratito.
- Pero mamá, esos no están muertos. Mira.
(La mamá mira el televisor).
Todos: Lo más importante, en la vida es, sonreírle al mundo...
Y ahora, las noticias en la voz de Claudia Aguirre:
Buenas noches, la hora exacta, 9:50. La temperatura 28º. Gracias por llamar.
- Este hueón me dejó plantada otra vez -suspira Beatriz-. Si él supiera que vamos a tener un hijo, no sería igual. Además él está enamorado de Yolanda. Oh! Dios mío, ¿qué puedo hacer?"
- ¡Qué buena está la teleserie! ¿no es cierto Antichapulín?
- Sí Mañungo, en realidad la teleserie es un género emergente, digno de ponerse en la tela de un juicio superior.
- Ya pues, abuelito, no se ponga latero.
- No le hables así, Mañungo.
- Bueno, Antichapulín, eres mi héroe.
- Yo creo que la teleserie es un género emergente, digno de ponerse en la tela de un juicio superior.
- Ya pues, abuelito, no se ponga latero.
- No le, no, no, no, no, no...
- Ya se pegó el disco, Julián.
- Pucha, es que mi equipo es reviejo.
- Mejor vamos a buscar unas chelitas y vemos el partido, que está por empezar.
- Irá a jugar el "Saco"?
- ¿Quién sabe?
- Yo no!
- ¡Pardiez! ¿Es que acaso te crees el Antichapulín?
- Perdóname, tata Mañungo, fue sin querer.
- Ná de cosas, tú sabes que el Antichapulín fue mi héroe, y yo... y yo...
- Pucha, ya se puso a llorar mi abuelito.
- Bueno, yo te dejo, voy a ver el partido.
Adelino abre la puerta de calle y sale rápido para acanzar a llegar antes que empieze el partido. No sabe que en su casa hay una fiesta.
"Fiesta en América" el tema con que llega Chayanne en su radio in... finita.
Lo que más me gusta es bailar. Pero un día me salió caspa. No quería ni moverme. Desde Parí. Poasón con pataté, si vu plé. Y ahora me siento aliviado. What the fuck is Nikolo? Déjeme recomendarle. Ahhhhhhhhhhh!
- Deja de gritar, viejo huevón, queremos dormir.
- No se enoje vecinita.
La vecinita cierra la ventana, un piso arriba, el viejo se queda sentado frente al televisor.
"Es triste -piensa para sí- que un hombre, aún pletórico de fuerzas, con algunos años encima, eso sí, esté aquí echado. Por eso, no al capitalismo, compañeros."
Ese ha sido el discurso del líder del partido oficialista, la izquierda cristiana, luego de comprobarse el origen campesino de éste. Reporteó Maritxu Sangroniz. Gracias. En otro ámbito de las cosas, tenemos un informe de la guerrilla en la región de Manchuria.Adelante Saul... Saul. ¿Saul? Bzzzzzzt!
- Oh, cacha! Se cortó la tele.

Continúa...

05-04-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (X).


Nefando diálogo.

En cierto frío asteroide Lina,
Escuchó para su congoja la siguiente conversación:
- ¿Y? ¿Ella? ¿Cómo va?
- Ya no va.
- Me estás hueveando (¿?).
- No.
- Y yo que pensé...
- Sí, yo también pensé.
- ¿Y?
- Pensé mal.

02-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (IV)


Cuatro

Amigos míos:
La soledad en este lugar difícilmente podría ser mayor. Ocurre que por alguna festividad que me costaría mucho trabajo describir, la gente sale de sus pueblos para peregrinar hasta cierta ciudad sagrada de esta nación. Así que aquí estoy, solo frente al computador, asándome de calor. Brindo con una cerveza tibia por ustedes allá en la lejanía.
Yo, por estos lados, en fin, a pesar de todo me mantengo ocupado y trato de disfrutar la independencia que da la menor cantidad de gente en el trabajo y, sobre todo, digámoslo, la ausencia de mi superior directo, muy religioso al parecer. Este detalle me permite disponer con gran libertad de la computadora (jaja), la única en esta uña encarnada del mundo, para enviarles mis parabienes y de paso hacer los informes que se me exigen. Por lo demás, mucha de la gente que me rodea ya me tiene bastante harto y no sería raro que en unos meses sepan que fui a parar a la horca por asesinato múltiple, así que unos días de tranquilidad vienen de perilla.
No todo es trabajo, claro está, la semana pasada me pegué un viaje al balneario de la zona, donde conocí a unas mellizas... Ah, qué bueno es recuperar energías y disfrutar de las bellezas de esta vida. Quedamos de vernos de nuevo, por si les interesa, para llenar ciertos espacios que hay en mi conocimiento de este idioma tan sabroso.
A pesar de todo ya estoy encontrando un lugar acá, de hecho me invitaron al matrimonio de la tercera hija del líder local. Me fui de raja al enterarme que la novia en realidad era novio. Verán: en este perverso país es forzoso que el tercer hijo del matrimonio sea de género femenino, independiente de la indumentaria con la que venga el pobre individuo. Fui, como podrán imaginar y la verdad es que la niña-niño era bastante pasable (sé que para algunos de ustedes ciertos detalles son irrelevantes). Pese a semejantes actividades debo decir que me he portado como un caballero, no, no me he encontrado una exótica morena para caldear mis noches, como preguntan algunos de forma tan vulgar. Al menos paso bastante tiempo con mi vecina de escritorio, una gorda descomunal, con la que no hablo mucho, en realidad, ella lo hace por ambos, cosa que debo aguantar estoicamente ya que me trae almuerzo todos los días.
¿Qué más? Bueno, sepan que acá las micros también son amarillas, que es cierto el mito que reza que en ciertos lugares hay que eructar para demostrar que se está satisfecho de la comida y que el calor hace maravillas con las vestimentas de la mujer.
En fin, así están las cosas. Creo que esta semana me cambian de pieza porque en la que estoy se reciben ciertos inesperados visitantes nocturnos.
Ya, está bueno, saludos a todos y no tarden en responder, a veces el aburrimiento parece infinito.
Ahora... ¡mensajes personales! (traten de no leer los que no les correspondan, madurez, por favor).
Florencia: las semillas que me regalaste están plantadas junto a mi ventana, espero con ansias su nacimiento. Te mantendré al tanto.
Félix: te mando los cuentos, no seas maraco y léelos luego.
Francisca: no seas tan severa, no me juzgues tan rápidamente. Lo que tenía que hacer lo hice y esto era necesario para el transcurso de la historia.
Adiós.

01-04-2007

La dimensión desconoci... da (VIII).

Capítulo VIII: El valor de Loreto.

Decano: Déselos a los niños pobres.
Braulio: No diga huevadas, decano.
Director: Recuerde que seguimos en el aire.
Carolina: ¡Dios, no! Yo tengo vértigo...
Todos: ¡¡¡¡Carolina!!!!
Carolina: Sí, y vengo paramar ... este invierno, sería menos frío que.
Todos: el anterior.
Carolina: Y aquí estoy.
Todos: Congelándome?
Carolina: Eso es imposible comisionado.
Comisionado: Ah?
Carolina: Cállese, es el colmo que estas cosas sigan ocurriendo en el país. Cualquiera diría que seguimos en dictadura.
Comisionado: ¡Ya! Está bueno, se va detenida por comunacha.
(Llega el público).
Público: ¡Venimos por Carolina!
Carolina: Eso creen (Vase).
Decano: ¡Deténgase! Mejor sigan. (Ap). Si supieran estos pobres idiotas que corriendo así van a caer por un precipicio.
Carolina: Este viejo decano algo malo se trae entre manos. Además, yo se que él es malo.
Braulio: No entiendo por qué el público escucha a ese viejo de mierda, y no a mí, que he descubierto el valor de loreto, y pienso lanzarla como actriz en pocos días (Vase).
- ¿Loreto?
- Sí, sí, ¿no la has visto? Es muy rica.
- Te juro que no la conozco.
- Pero si vive por acá cerca... Es más, ahí viene.
- ...
- ...
- No nos saludó.
- Hay cada rota ordinaria.
- ¿Sabes que ella no es hija legítima?
- Me estai hueveando.
- Pero pa qué inventaría cosas así?
- Tú y tus mentiras. Ya me tienes harto.
- Ah sí? Entonces, sal de mi casa, desgraciado.
- Pero tonta, si estamos en la calle.
- Uh...
- ¡Ja! ¿Te descubrí! No tienes casa. Ja, ja, ja, ja.
- Me las pagarás, ¡Ronaldo!
Ronaldo: Mande.
Enriqueta: Saca a este desgraciado bonachón de aquí y por favor aplíquele unos cuantos puñetes.
Ronaldo: Y lumas?
Enriqueta: Bueno, ya.
Ronaldo: (Áse a Alberto). Ya, vamos. Pobre hombre, tus fechorías se acaban aquí mismito...
Enriqueta: ¿Qué pasa?
Ronaldo: Señora... ¡desapareció!
Enriqueta: ¡Mira! ¡Y dejó una bomba!
Ronaldo: ¡Dios mío! Mejor me la como.
Enriqueta: Sí, hazlo.
Ronaldo: (Se come la bomba). Um, le falta un poco de sal.
Enriqueta: Mejor, porque la sal hace mal para la salud.
Ronaldo: Ay, me duele el pecho! ¿Qué hago?
Enriqueta: Yo que tú, usaría Gastricol, el remedio más efectivo para el malestar estomacal.
Coro: Gastricoool.
"Se apaga la tele, la luz se cortó. Esteban se queda sentado frente a la pantalla que aún brilla, con la sensación de que algo falta, de que a todas las cosas les falta algo para cobrar sentido." Esteban Riquelme (1682-1723).
"Una novia sin senos, más que novia es un buen amigo" Juan Sánchez (1960-?).
"Cada vez que veo brillar tus ojos, recuerdo que el perro es el mejor amigo del hombre, querido Romo" Claudio Galdámez (1705-1789).
- Qué interesante la clase, ¿no crees Rubén?
- Sí, pero en realidad Riquelme era un frívolo.
- Claro, eso lo dices porque eres hombre y flojo más encima. Si hubieras venido ayer cuando descubrimos que...
- Bla, bla, bla. Y tú como mujer no puedes quedarte callada. Déjame escuchar.
- ¿Qué sacai con escuchar, si igual no entiendes nada?
- A ver, ¿tú qué has escrito? (toma el cuaderno de Patricia) Uhnn. (Se pone blanco). Patty, ahí hay una reflexión sobre el motivo general del ser sustancial.. Patty, eres un genio... Eres... ¿Qué eres?
- Soy El que soy, ha llegado la hora de mi venida, el hombre será perdonado de sus pecados...
Continúa...