02-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (IV)


Cuatro

Amigos míos:
La soledad en este lugar difícilmente podría ser mayor. Ocurre que por alguna festividad que me costaría mucho trabajo describir, la gente sale de sus pueblos para peregrinar hasta cierta ciudad sagrada de esta nación. Así que aquí estoy, solo frente al computador, asándome de calor. Brindo con una cerveza tibia por ustedes allá en la lejanía.
Yo, por estos lados, en fin, a pesar de todo me mantengo ocupado y trato de disfrutar la independencia que da la menor cantidad de gente en el trabajo y, sobre todo, digámoslo, la ausencia de mi superior directo, muy religioso al parecer. Este detalle me permite disponer con gran libertad de la computadora (jaja), la única en esta uña encarnada del mundo, para enviarles mis parabienes y de paso hacer los informes que se me exigen. Por lo demás, mucha de la gente que me rodea ya me tiene bastante harto y no sería raro que en unos meses sepan que fui a parar a la horca por asesinato múltiple, así que unos días de tranquilidad vienen de perilla.
No todo es trabajo, claro está, la semana pasada me pegué un viaje al balneario de la zona, donde conocí a unas mellizas... Ah, qué bueno es recuperar energías y disfrutar de las bellezas de esta vida. Quedamos de vernos de nuevo, por si les interesa, para llenar ciertos espacios que hay en mi conocimiento de este idioma tan sabroso.
A pesar de todo ya estoy encontrando un lugar acá, de hecho me invitaron al matrimonio de la tercera hija del líder local. Me fui de raja al enterarme que la novia en realidad era novio. Verán: en este perverso país es forzoso que el tercer hijo del matrimonio sea de género femenino, independiente de la indumentaria con la que venga el pobre individuo. Fui, como podrán imaginar y la verdad es que la niña-niño era bastante pasable (sé que para algunos de ustedes ciertos detalles son irrelevantes). Pese a semejantes actividades debo decir que me he portado como un caballero, no, no me he encontrado una exótica morena para caldear mis noches, como preguntan algunos de forma tan vulgar. Al menos paso bastante tiempo con mi vecina de escritorio, una gorda descomunal, con la que no hablo mucho, en realidad, ella lo hace por ambos, cosa que debo aguantar estoicamente ya que me trae almuerzo todos los días.
¿Qué más? Bueno, sepan que acá las micros también son amarillas, que es cierto el mito que reza que en ciertos lugares hay que eructar para demostrar que se está satisfecho de la comida y que el calor hace maravillas con las vestimentas de la mujer.
En fin, así están las cosas. Creo que esta semana me cambian de pieza porque en la que estoy se reciben ciertos inesperados visitantes nocturnos.
Ya, está bueno, saludos a todos y no tarden en responder, a veces el aburrimiento parece infinito.
Ahora... ¡mensajes personales! (traten de no leer los que no les correspondan, madurez, por favor).
Florencia: las semillas que me regalaste están plantadas junto a mi ventana, espero con ansias su nacimiento. Te mantendré al tanto.
Félix: te mando los cuentos, no seas maraco y léelos luego.
Francisca: no seas tan severa, no me juzgues tan rápidamente. Lo que tenía que hacer lo hice y esto era necesario para el transcurso de la historia.
Adiós.

No hay comentarios.: