13-08-2007

La dimensión desconoci... da (XII)

Capítulo XII: Mi Coco querido.



-¿Qué situación corta el baile?

1) Wrol pisa a Flor.

2) Flor le tira las barbas a Wrol.

3) Ambos se caen.

Profesor.

- Sí. Interesantes alternativas. Cualquiera puede ser. Ya votaron todos. Veamos por qué.

- A ver, Claudita, diga por qué votó por la número dos.

- Yo siempre he pensado que los wrols, con esa naricita tan tierna que tienen y sus ojos dispares... eh... no se afeitan claro y como Flor... claro,le tira las barbas y es muy tierno.

- ¡Nooo! ¡Nooo!

- A ver, ¿qué le pasa mi Coco querido?

- No poh, Claudia. Todos sabemos que los wrols no ven muy bien, y además son un tanto torpes. Por eso es la número uno, pues Wrol pisa a Flor.

- Bueno, Coco. ¿Yolanda?

- Flor tiene todo un sentido hamletiano, busca la urgencia de lo sensible, ahí, como en un paso de ballet. Así que yo digo que es, como mi Coco dice... la número tres.
- No pueh, Yolanda.
- ¿Cómo?
- Diga, Don Francisco.
- Bueno, la Yola se equivocó.
- Métase donde le importa.
- Uy, Yolanda! ¡Qué mal genio!
- Don Francisco, responda por favor.
- Opción 1.
- ¿Por qué?
- No sé. Me tinca.
- Bueno, ahí están las respuestas 1-2-3-1. Profesor... ¿Profesor?... ¡Profesor, deje a la Claudita tranquila!
- No, no, no.
- Déjenos, nosotros nos queremos.
- ¡Ooooh!
Claudita cae estrepitosamente. El profesor junto a ella. Y todos los demás se tapan la cara, para no ver aquella desagradable escena, en la que Claudia y el profesor están en otra. Tan volados que salieron estos cabros.
- Pero qué le vamos a hacer puh, vecinita.
- Sí, una hizo cosas peores.
- ¿Cómo cuáles?

"Las aventuras de Doña Carmen."
Doña Carmen, emblema de la decadencia humana; protagoniza este erothriller de procedencia venezolana. Doña Carmen (Victoria Araya) es una feliz ama de casa, que ve su mundo transformado por la llegada de unos interesantes vecinos... (Color/ 121 min/ 18 años).
"Vanessa vuelve a casa."
Risas, malos entendidos y un chispeante humor, es lo que trae la nueva comedia del afamado director estadounidense Willard Scott. Vanessa es una estudiante en época de merecer, por lo que la siguen una gran cantidad de jóvenes. La única solución es ir a su casa y buscar a su padre... (Color/ 90 min/ 18 años).
Continúa...

12-06-2007

La dimensión desconoci... da (XI).

Capítulo XI: Más que historia, es un chiste.



- Más que historia, es un chiste.
- Cuéntalo.
- Había una vez... truz.
- Buuhhh! Sáquenlo!
- No, pero antes, escuchen mi poesía.
- Basta! Queremos a Carola.
- ¡No! No me hablen de ella (llora).
El público comprende y lo dejan solo.

Tengo que contar lo que pasó con Carola. Era un oscuro día de verano y llegó el otoño. Luego el invierno y la primavera. Y de Carola nunca se supo.
- No. No lo acepto.
- Pero don Olegario, son cosas que pasan, así es la vida.
- Así es la muerte.
- ¿Ve? Su propio hijo lo dice -don Olegario aleja de sí a Silvio, su hijo.
- Eso lo dices tú, desgraciado, porque odiabas a tu hermanita. ¡Oh! Carola, carolita, carolona.
- Papá...
- Señora...
- ...
- ¿Ah?
Se producen aquellos silencios molestos, solucionado al instante por el mágico rompehielo Launol.
Launol!! Launol! Launol!
Si Ud. no tiene amigos ni amigas y quiere tener novia (o), tome Launol y cualquier chica (o) se fijará en Ud. Así no habrá más gente sola. Además, viene con 2 pawpets. Páguelo en 3 cuotas de 8.513 pesos más gastos de envío.
Ella está feliz y relajada, En la intimidad, su pareja usa...
- ¡Basta! Estos publicistas descriteriados se aparecen en todas partes... no respetan ni el dolor de un padre.
- Ya... papá, cálmese... ¡No ven cómo lo ponen!
- Aaaaah. Gigi, mamá.
- ¡Es cierto! Papá, todos. Soy mamá.
- Mamá!
- Papá!
- Hijo!
- Su excelencia!
- Señor, Astolfo prefiere...
- No me importa lo que Astolfo prefiere, esto es en serio.
- Claro, como sólo piensas en tí.
- ¿En mí? ¡Ja! Tú siempre... tú.
- Ja, ja, te dejé callampín bombín.
- Pucha mamá, el Carlitos ya se puso pesado.
La mamá de Pepito, la mamá de Jaime, la mamá de Héctor. Todas ellás juntas, confabuladas, forman al mítico cuerpo paramilitar llamado T.R.O.P. cuyas siglas significan todo el contenido que intenta reflejar nuestra institución.
Por eso, cuiden al colegio, compañeros!
Chao (sollozos), los quiero cabros,
Todo el público llora.
- Ya, ya, no lloren -dijo WROL-. Que ya no sean chiquillos no significa nada. Uds. seguirán a mi lado. En verdad les digo.
- Maestro -se escuchó.
Todos miraron a la puerta y descubireron a Flor, el chiquillo renegado, que llegaba de su largo viaje para correr y confundirse con su maestro en un interesante baile ritual de apareo. En algunas especies se ven situaciones incluso más complejas.
-A-ten-cióoooong.

Continúa...

04-06-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (XIII)


2



a



Isabel toma un largo sorbo de su jugo frutal sin despegar la vista de las hojas que se amontonan en la mesa. Danielle distraídamente revuelve el suyo con la bombilla, mirando sin particular detención a la gente que pasa por esa tarde cálida. La ciudad.
- Ya, dale con otra –dice en forma intempestiva. Isabel saca la pajuela de su boca y lee en busca de una adecuada, la escoge finalmente: ¿Qué es la muerte?
- Vaya, vaya –se queda pensativa Danielle- ¿Qué te han respondido?
“Sin comentarios” dijo Jeremías. Félix se agarró la cabeza con las dos manos y coronó con un filosófico “Concha su madre”. Yo misma dije que sólo era un cambio.
- Vaya, vaya –observa a una paloma picoteando las vainas y semillas que un árbol deja caer, pasa un hombre de aspecto delirante con un pliego de papel bajo el brazo-. Yo diría que dos y tres.
Danielle le quita los papeles a Isabel en busca de otra pregunta interesante.
“¿Has estado enamorado o enamorada?” Félix dijo que terriblemente y todos los días. Tú respondiste que sí. Que sí. Que no... Jeremías respondió que no.
- Si sé, el maricón.
- Desgraciado.
- Miserable.
Ambas callan por un momento con una sonrisa colgada de sus caras sin mucho sentido. Se pasea por las mesas un niño ofreciendo calendarios. A ellas les da uno que muestra la imagen de un osito abrazando a un conejo con la frase “Eres muy especial” y otro a un perro tomado de la mano con un gato rotulado “Cada día te quiero más...”
¿Has llorado por amor? Danielle bufa. Isabel respondió que no por el amor en sí, sino por detalles terribles que lo suelen acompañar. Jeremías dijo “bah”. Félix dijo que si usara vestido con vuelitos sería una nena con todas sus letras, implicando con eso la facilidad con que las lágrimas tienden a aflorar de las comisuras de sus ojos.
- ¿Qué pensaba Jeremías en ese momento? –pregunta Isabel, tras un minuto Danielle le contesta que en Danielle. Más abajo se pregunta el color de ropa interior favorito. Jeremías prefiere sin dudas el rojo de encaje. Félix muestra la misma debilidad, añadiendo maliciosamente que los de pendeja le agradan en demasía, casi tanto como la ropa interior de aspecto deportivo. Negro dice Isabel. Rojo indica Danielle. Una respuesta algo jocosa revela que la comestible. Otra un tanto más obvia dice que prefiere la ausencia de ella. Una inquietante sugiere que la ropa interior de vieja le vuelve loco. Ambas ríen.
Los vasos están casi vacíos y las dos se divierten haciendo ruido con la espuma que queda en el fondo. Se preguntan mutuamente si estará bien seguir esperando. Entonces llega Jeremías y tras los saludos respectivos y una breve conversación Isabel pregunta: “¿La trajiste?”

28-05-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (XII)


1


b



Nombre.
Danielle. Y claramente no me gusta ya que siempre conlleva estar dando explicaciones como que mis papás vivieron en Suiza y mi mamá es medio francesa. Además, al menos tres personas me han hecho notar que les parece un nombre de puta, aunque nunca he conocido una puta que llevara ese nombre, considerando que conozco algunas. En un sentido las putas suelen tener nombres como Soraya, Jessica o Sharon, mientras que en otro se llaman Pía o María de los Ángeles o del Pilar. Espero que nadie se ofenda por esto.
¿Qué canción estás escuchando en este momento?
Moonshine, I’m waiting for a love that never comes.
Moonshine, waiting for a time that never was.
I’m waiting for a time, for truth to call.
I’m waiting for a sign, to show me all.
I’m waiting for a love.
Y así.
La pesadilla más terrible que has tenido.
Fácil. Es un sueño que tuve de niña en el que estaba atrapada en una pieza; no porque la puerta estuviera cerrada, no, sino porque desde fuera de la pieza se asomaba Jesús. Tal cual, estaba Jesús ahí con una mirada cargada de tal odio que me aterrorizaba como ninguna otra que haya visto hasta ese entonces e incluso hasta hoy. Y yo estaba ahí en esa pieza vieja y sucia, estática, esperando que Jesucristo se fuera o que alguien me despertara, que acabara luego...
¿En quién estás pensando la mayor parte del día?
Creo que en mí misma, de no ser así, supongo que en Jeremías.
El momento más feliz que pasaste con esa persona...
Estábamos acostados uno al lado del otro, escuchando música...
A green plastic watering can...
Y de pronto él se pone sobre mí con todo su cuerpo aplastándome tiernamente, su mirada fija en la mía, yo con mi cara tapada hasta encima de la nariz.
... for a fake chinese rubber plant,
Recuerdo que sus ojos brillaban porque apenas contenía lágrimas de alegría y su sonrisa era casi resplandeciente.
... in the fake plastic earth.
Aunque, cabe destacarlo, este momento no lo pasé con Jeremías, sino con Félix. Si bien no creo que haya sido mi momento más feliz, al menos fue el nuestro, sino el suyo, pero eso no tengo modo de saberlo. De todas formas fue un momento muy feliz.
Película y disco de tu vida.
Demasiado difícil. Así apurada te diría que Trainspotting, quizás, no sé, qué pregunta más insoportable. Del disco menos que decir... The Bends, supongo.
¿Qué estás pensando ahora?
¿Qué estoy pensando ahora?
¿Qué estás pensando ahora?
¿Qué?

21-05-2007

Novela ambidestra 2005 (proyecto) (XI)



II


1



a


- ¿Nombre? – dice ella.
Él se acomoda en la cama, mira a Isabel con cara de obviedad.
- Está bien – dice ella, riendo. – En realidad esta es la parte fome, me voy a saltar un par de preguntas.
Su risa. No solo es la boca la que la marca, también esos ojos pardos que brillan y se hacen grandes.
- Mmm, a ver -busca en el cuaderno- ¿cuál es el momento más feliz que has vivido conmigo?
Él no esperaba algo así. La mira preocupado, hasta que ella sonríe.
- Quizás es mejor que responda yo misma. El momento más feliz, así de buenas a primeras es cualquiera. Puedo pensar en algunas posibilidades: la vez que corrimos bajo la lluvia por el placer de mojarnos, el día que paseamos por todo el recorrido del metro, aquella ocasión en que estuvimos en esa casa antigua en medio de los edificios, sabiendo que nunca volveríamos y valorando el momento. Esos son, por ahora, y en otro momento quizás no serían. Es el problema de recordar, lo que permanece es una percepción icónica, y es tan fácil dejarse llevar por lo que se vive en el momento del recuerdo y teñir la memoria. Porque ahora se podría decir que hay felicidad –y él mira el cuerpo desnudo de ella y sonríe- y por eso me acuerdo de esos momentos y los veo de ese modo. Mañana, de pronto, si te odio, pensaré en lo inútil que resulta perder el tiempo en los vagones, o lo idiota que es resfriarse gratis. No sé. Nunca se sabe, con estas cosas.
Termina de hablar y baja la cabeza, y él repara en el brillo de sus ojos, más presente que de costumbre. Ella se levanta de la cama, se viste un poco y se va.
Él piensa en lo que poco que merece vivir esto. Piensa en los ojos de Isabel, y en el fondo de su mente crece la culpa, las ganas de la reparación que causa daño.
Se levanta también, y cruza por el umbral por el que pasó ella hace instantes, pero tan lejos. Camina hasta que la encuentra, ella menuda mirándolo hacia arriba escucha como surgen una a una las palabras desde la boca de él. Comprende cada una de ellas, descompone sus significados individuales, los combina, entiende la totalidad, no quiere seguir escuchando pero no tiene remedio, no quiere la comprensión de esos sonidos pero no puede evitarlo, no quiere estar ahí pero lo está.
Siente que su mundo se desmorona pero no puede dejar de hablar, formalizar la verdad que opaca los ojos pardos que estaban en su mente, la ve tan vulnerable que quiere abrazarla pero sabe que es incongruente. Termina de decir lo que debería haber dicho hace mucho antes, observa cómo ella cae sobre sus rodillas, tan mínima, se da cuenta del camino. Imposible escapar, ciertos pasos que hay que tomar.
Ella ve como él se da vuelta y la abandona. Es confuso pensar, las imágenes se suceden y en el medio de la ciudad las gotas cubriéndole la cara, llenándole los ojos, y ella gira y gira mirando al cielo, y él no está, y en cuclillas en el suelo la lluvia está ahí, y se tiñe, se tiñe.

14-05-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (X)



Diez



Lo primero que siento al acercarme a la carretera es el olor a carne asada...
El horror, el horror.
Hay mucha gente corriendo, entre ellos creo ver a mi madre y a mi tío Agustín, todos me miran con preocupación.
Entonces, entre la maraña de humo y niebla veo a la mujer tendida en el suelo, lo poco que quedó de su vestido rojo pegado a la piel, lo poco de piel que le queda aullando de dolor, pero ella en silencio...
Cuando llego a su lado estoy tranquilo, sin embargo al mirar sus ojos siento que voy a perder el control y quedo lívido. Sofía se acerca por mi espalda y me toma los hombros para susurrar en mi oído: Tienes que hacer lo que tienes que hacer...
Y despierto...
...

Al despertar cualquier rastro de sueño se aleja y no me quedan ganas de seguir en la cama. Afuera los pájaros recién empiezan a cantar y la luz apenas se atreve a entrar por entre las persianas. A mi lado sólo hay espacio y el gato duerme a mis pies. Trabajosamente me siento en la cama y me pongo las pantuflas y hago el esfuerzo necesario para pararme. Voy al baño con rapidez y orino en abundancia, un manantial que cae en desorden salpicando un buen radio. Tomo papel y limpio, como si tuviera algún sentido, como si siguiera importando. Después de eso el desayuno, contemplando la ventana y al gato que con anhelo captura los primeros rayos del sol. La ciudad que gana en altura y al fondo el mar. Me asalta la certeza de que he perdido algo, sin poder identificar claramente qué.
Pongo el disco de la décima sinfonía y me siento junto al balcón a calentarme los huesos. Pienso en bañarme, en salir a pagar las cuentas, en corregir los últimos capítulos, pero se está tan bien recibiendo el calor. Es tan plácido y tan doloroso ver la ciudad despertar.
De pronto, como si nada, suena el teléfono. Es Félix. Claro, mijito, acá lo esperamos. Calculo el tiempo y el vino que me queda. Es una razón para levantarse. Pongo el disco de nuevo y subo la interminable escalera para ir al baño. Sigo pensando en lo que he perdido y no puedo ubicarlo en mi mente. Tal vez un libro, quizás algo más pequeño.
Paso la mañana tratando de averiguarlo, pero nada, está perdido y no me puedo resignar. Al mediodía suena el timbre. Me asomo a ver y parado junto a la puerta está Félix que levanta su mano en un saludo, yo hago otro tanto. Al entrar nos damos un abrazo, me doy cuenta nuevamente que ha crecido y que además está muy delgado.
Pasemos, le digo, hablemos de la vida.

08-05-2007

La dimensión desconoci... da (X).

Capítulo X: La esperanza está perdida.

Bzzzzzzzt.
- Saludos, terrícolas. Éste es el comandante Halabtcx de la flota estelar de THGHYOHN! Estamos en el lado oscuro de la luna, preparándonos para un inminente ataque a la Tierra. La única forma de salvarse es el envío periódico de ese exquisito brebaje burbujeante llamado bzzbztztzt.
- Chucha, se cortó la comunicación.
- ¡Horror! ¡Ahora no podremos salvarnos!
- ¡Oh!
La esperanza está perdida. La tierra rendida bajo el yugo de una raza nefasta. Pero, no todo va mal. En una ciudad cualquiera bajo el disfraz del tímido y amanerado profesor de educación física e inspector general de un colegio, se esconde el titánico héroe, el peladín indomable, el naso justiciero, ... el hombre Rapi!
- Y eso de qué nos sirve?
- De nada.
- Ah?
- Lo que dije, ese pelado culiao nunca ha servido para nada.
- Cállate, chaquetero.
- ¿Qué me dijiste?
- Ah... chacotero.
- Ah ya! Cuidadito.
- Me dijiste culiadito?
- No.
- Ah!
- Cacha la mina que viene ahí.
- Está rica.
- Sí. (A la niña). Huachita, quién fuera limón pa enjugarle el choro.
- Te sacaría la regla a chupones.
- Ordinario, le voy a decir desde ahora.
- Ya pues, Laurita, no se enoje tanto.
- Es que te pasaste de la raya.
- Sí, lo sé.
- Bueno, chao!
- Chao, Laurita.
- Pucha, Juan hombre, la cagaste.
- Sí, no tengo ninguna posibilidad ahora.
- Es suficiente de tanta cháchara. Ponte la media en la cabeza.
- Ya ¿tienes la pistola?
- Sí -.Entran.
La gente de la farmacia del barrio mira asustada.
- Esto es un asalto.
La gente respira aliviada.
- Uff! Menos mal.
Los maleantes se van, indignados.
- Puta, ya no nos tienen respeto.
- Estas generaciones venideras...
- Me hacen sentir viejo.
- Y si tú te fijas ya no ponen alarmas, ni rejas, se acabaron los pacos, todo.
- Es patético, a propósito, ¿has visto al Sietelenguas?
- Ya salió libre, lo vi en el bar, junto al leoncito.
- Mira tú. Oh!, esa micro me sirve. Chao.
- Chao.
Si supieran esos pobres delincuentes, poetas y borrachos, que están siendo observados por la CIA hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana...


Episodio X
"Le pisamos los talones a la rebelión"
Los rebeldes no saben qué hacer para matar el tiempo,
mientras el imperio se vuelve más malo.
Además, el malvado Voltar, amo de las tinieblas,
líder del silencio del alma, profeta de
los malulos, anda todavía por ahí disfrazado
de pájaro, esperando a algún despistado
pa robarle el alma."
- Ata que güeno el cuento taita.
Frente a la fogata los niños escuchan al viejo, que termina de contar su historia. Como lo hizo él con sus hermanos, como lo hizo su padre, y el padre de su padre, se cuenta la misma historia.
- ¿Y cuál es esa historia?
Continúa...

07-05-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (IX)



Nueve



Pasos cansados sobre los charcos de la lluvia de ayer. Recorridos en constante descubrimiento. Tres cuadras, una plaza, la calle larga y sombría, el puente. El espacio nuevo teñido por una especie de recuerdo feliz, pasado abandonado. Pero no recuerda. Sus ojos vagan por las caras bajo los paraguas. Nadie sabe. Él tampoco. Sin embargo está ahí.
Una vida gris. Sentado en el pasto brillantemente verde, observando el río agitado desde la altura. Deja caer el cuerpo, y sus ojos miran el cielo, y dos tipos de agua se confunden en su cara.
Entra a la cabaña vacía, impersonal. Nada ahí remite al pasado. Ni él.
Postrado por la desilusión, iluminado apenas, cae rendido ante un prospecto de sueño, no reparador. En él desfilan imágenes que podrían representar pasados distintos. Esto lo despierta abruptamente, y las imágenes se diluyen.
Mira el techo hasta dormir.


Despierta paulatinamente. El mundo soñado se mezcla con el real, y por algunos momentos no sabe dónde está. Luego, extraña la compañía, como todos los días. Su cuerpo cálido contrasta con el frío exterior. Una necesidad primaria, de eso se trata. Esa sensación le acompaña desde su primer día ahí. Por el vínculo indisoluble que solo en ella se representa, ahora. La magnitud de los sentimientos que recibe cuando piensa en esa situación la abruma, y no puede dejar que ninguno de ellos predomine. Mejor así.
El pretexto de su vida. Está lejos, alejada de su casa e inexistente en la mente del hombre que causó todo. Se derrumbará, tarde o temprano. Y lo sabe, muy dentro de ella.
Da vueltas por las calles de la ciudad, y a pesar de que no es muy grande, no ha encontrado a quien busca (pero, ¿existe el azar?), aunque cree verlo a cada instancia. Son los ojos y la mente y el corazón y sus engaños.
Después de todo, vuelve a su pieza, que no es suya. Se tira en la cama, boca arriba, en la oscuridad.
Mira el techo hasta llorar.


Sus dedos tocan sus ojos. El cansancio es grande. Un silencio envolvente lo rodea, a él sentado a la mesa, con una pequeña luz focalizada en los papeles que están frente a él.
Se levanta y se acerca a la ventana. La oscuridad exterior, solo quebrada por pequeños rectángulos. Casi los mismos de siempre.
Piensa en las vidas que quiere capturar, la cantidad de gente que comparte con él la ciudad, la multiplicidad infinita de detalles que adornan esas personalidades.
Vuelve a su mesa. Toma un café enfriado por la espera.
Se sienta, toma el lápiz, lo acerca al papel. Sus ojos buscan la foto, y luego se mueven en otras direcciones.
Mira el techo hasta escribir.

01-05-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (VIII)



Ocho



Despierta. Danielle, despierta. Consubstancialidad, intertransformabilidad, descanso, chimpancé... Danielle, despierta. Contracorriente, contrarreforma, silencio sepulcral... Danielle. No tienes ganas de seguir durmiendo. Despierta, no vale la pena forzar el sueño. Levántate de una buena vez. Dani, te estoy hablando. ¿Ves la hora?
Vamos, que no tengas ningún compromiso no implica que te vayas a quedar en la cama todo el día. Olvida el miedo, no seas pendeja. Ya no eres una pendeja.
Anda a la cocina y prepara el desayuno. No puede ser que esté tan asquerosa; cómo, cómo llegó a estar así. No hay pan, fruta está bien. Come, te tienes que alimentar, tal vez la desgana venga de la falta de azúcar en la sangre. No sacas nada con no comer.
Mírate al espejo. “La cara que puso Félix cuando vio...” Mójate la cara. Ponte los mechones tras las orejas, sí. Así está bien. Ignora eso, no tiene ninguna importancia. “Los ojos que abrió, casi me parto de la risa...” Báñate bien, estás muy sucia. Refriega sobre todo los pliegues. Justo así. Siente el agua, el calor, el vapor. Se van un poco las sombras. Empezar el nuevo día limpia. Abre los ojos y deja de llorar.
Ponte los calzones rojos, esos, sí. Te gustan, te gusta la cara que pone él cuando te los ve puestos. Cuando los veía, claro. Quita esa mirada. Los pantalones nuevos y la chaqueta azul. Píntate poco que no eres una pared. Esos aros están bien. El pelo, recógelo hacia atrás. Suéltalo. Trata con las horquillas. Bueno, deja, no le vamos a pedir peras al olmo.
Siéntate junto a la ventana, ahí, en el sillón. Que la luz invernal te llegue en las piernas. Pon el cuaderno ahí. Piensa ahora, por favor, piensa: ¿qué soñaste anoche? Te despertaste una vez y él respiraba junto a ti. ¿Qué soñabas? Tómate un minuto.

...
...

Ahora escríbelo en el cuaderno. Lo que estabas soñando anoche, nada más. Esta precisa noche...
“Mi hermana y yo nos abrazábamos en la calle. Creo que era mi hermana (lo que ocurre es que yo no tengo ninguna, entonces, no tiene mucho sentido. Pero los sueños no tienen por qué tenerlo, ¿no?) Esperábamos micro, pero todas las que pasaban tenían nombres extrañísimos y completamente desconocidos para mí. Para nosotras: en el sueño nuestras mentes estaban conectadas. Más rato yo era mi hermana, pero en realidad eso no era muy importante. Lo que más me llamaba la atención eran los nombres de las calles por las que pasaban las micros: “Calle 14” o “Comodoro Estrada” y no sé por que los recuerdo. De pronto se me acercó un niño (o sea a mi hermana, que era yo, pero yo ya me había ido). Era un niño pobre, ya que vivía en esa calle que no era tanto una calle como un camino de tierra junto a un peladero. En fin, el niño me ofrecía palabras a cambio de dinero. Yo accedí y el niño tomó una actitud muy concentrada, alejándose un poco de mí y profiriendo...

Rüme
fuchá
kuifi.
Luego se llevó mis monedas y todo parecía muy justo. Pero yo ya no tenía dinero para la micro y no conocía ninguna que me llevara a mi casa o a cualquier parte que me pareciera conocida. Entonces me angustié mucho y llamaba a mi hermana, es decir a mí misma, y ya no estaba. Luego desperté.”

25-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (VII)



Siete



El teléfono.
Estiro el brazo y escucho la voz que surge desde algún otro lado.
Si el problema de siempre es el mismo de siempre, ¿por qué no solucionarlo? Lo que pasa es que no es lo que se cree, lo que molesta es la superficie, la cáscara de algo, y el verdadero problema está en la forma, adentro. Que yo no quiero más, que vivir de esta manera no puede continuar no es algo profundo, sino que manifestaciones de la realidad, que es que no estoy configurado para este tipo de vida y me convenzo de lo contrario. Por eso, entre todos los aspectos que me gustan de ti, puede importar más en momentos como este que seas desordenada, que no te guste comer en la cama, que duermas con chaleco cuando hace frío. Y no, claro, no hay más amparo para la mantención de eso que notar que es lo tradicional de cada uno, para defender los aspectos diferentes de la individualidad, y así se pudre. Al fin y al cabo se trata de una pugna, que no te incluye como persona, sino que se establece en mí, entre el yo y el nosotros, que conviven dentro de uno en una situación como esta, cuando hay alguien extracuerpo pero de alguna manera adentro. Me refiero al nosotros que crece cada vez que me sonríes, que caminamos por la ciudad, que mi mano duerme con tus pechos. Pasos adelante en desmedro del otro que lucha, la identidad individualista que no transa en su desarrollo, que habla sobre lo poco necesario de tu presencia. Es quizás el problema de escuchar. Gracioso que me criticas lo contrario, y junto con eso mis ausencias, el poco compañerismo.
Existen dos caminos, y no es posible no verlos separados. Basta un detalle para tomar una vía, y en el momento la otra queda obsoleta, se derruye en segundos ante los ojos, quizás la conciencia. Probablemente no. Y ahí se origina la lástima, el arrepentimiento. Si al final son dos opciones, no más. Si solo pudiera dirigirme en los dos sentidos, trabajar por los dos caminos, bicapaz, ambidiestro. Pero no puedo. Si es mi maldición, aquí y ahora decido que me voy, pero ahora y aquí decido que me quedo a tu lado. Sabiendo de la incapacidad, intranquilo por el yo y el nosotros.
Miro mis dos manos y las quiero iguales. Suelto el teléfono que estuvo entregándome el mismo sonido por un rato. Me doy vuelta, el sol rebota en el vidrio del portarretratos, y entra en mis ojos.

23-04-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (XI).


La respiración interior.
Las bestias vuelven al redil después de una ingenua (y estúpida) insolencia.
La bofetada nos cruzó el rostro estupefacto,
Lleno de sonrisas a mansalva,
Que compramos juntos en la luna de Deimos.
Horrible lugar.
Ahí cerraste los ojos
Por última vez,
Escuchaste la respiración interior,
Esa que no entendimos, al igual
Que los sentidos que no hemos convocado
A hurgar este prado
Donde el sufrimiento es el motor
De felicidades que escasean como el café negro
De la hora del crepúsculo,
Hora en la cual,
Somnolientos y bobos,
Mirábamos con un hilo de plata cayendo de nuestras bocas entreabiertas,
La brillante ventana de arenilla,
Con sus promesas y encantamientos,
Y nos aprendíamos el libreto,
Que cruel y sospechosamente
Escribió Li para nosotros.
¿Notaste la sombra que se asomaba detrás de la cortina?
La hoja negra que enarbolaba,
Pretendió hacer cuatro seres de donde sólo habían dos.
A tu lado me quedé entonces.
La respiración interior se alejaba
Sonando fuerte,
Ascendiendo a los infiernos
De la luna de Deimos.
Un manto escarlata se extendía desde mi espalda,
Cada célula era un áuriga brioso
Cabalgando enceguecido hacia los guardapolvos de tu casa.
Debo recordarte,
Pequeña,
Que te advertí encarecidamente de sombras como aquella.
Tú te reíste aquella vez.
Y yo hundí mi mirada en el pecho, avergonzado.

16-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (VI)




Seis



Tres números rojos palpitan en medio de las tinieblas.
Tic.
Tac.
Tic.
Tac.
Los ojos de Félix abiertos, la mirada pegada en esos números que de tanto verlos han perdido sentido aunque sabe, cómo no, que quedan veintitrés minutos antes de que se desate el ruido. El miedo en el estómago de todas las mañanas lo invade como siempre, es que al despertar se vuelve a ser uno para dejar de ser de uno mismo y ser mucho más de los demás... ¿Se puede escribir algo así? ¿Es cierto por lo demás?
Tic.
Tac.
Tic.
Tal como lo sospechaba, al exhalar se ve el vapor de su aliento, incluso en la penumbra que empieza a ganar terreno: más motivos para temer, menos razones para levantarse. El inexorable murmullo de la radio arremete, se escucha el rumor borroso y crepitante del dial entre dos estaciones justo como... Clichés, metáforas baratas, todo tiene que ser tan vulgar, tan precario.

Té y pan, pan y té, el desayuno pasa fugaz por sus manos. Pocas cosas le son más deprimentes que comer solo. La rapidez viene bien.

Entra al baño, se desnuda y mira al espejo. Llora, ríe, frunce el ceño, pone cara de idiota, de caliente, de suficiencia, mueve la boca, cierra un ojo, se respinga la nariz para mirar los pelos, baila un poco, saca músculos, simula un coito, se estira, hace sonar sus vértebras, finalmente queda en la expresión más neutra que saca de su repertorio.
- Esto es lo que soy –sus palabras retumban en el vacío del baño. Al menos eso es lo que ven. Es esas muecas frente al espejo y no se lo cree. Pectus excavatus.

Promete nunca volver a mirarse a los ojos en el espejo.
Apaga la radio, cansado del ruido borrascoso, y se apresta para salir. Pronto las inquietudes volverán a su rincón particular. Deja de ser uno y pasa a ser otro. Infélix.

Decide no tomar el ascensor para no toparse con nadie, no lo soportaría, hoy no. Al salir del edificio ve un polluelo muerto aplastado en el suelo. Pobrecito, muy niño para volar. Mira hacia arriba, el cielo helado, las palomas en las cornisa. El día promete ser como tantos otros, piensa, un día de mierda.

Al poco caminar la certeza lo golpea: no tiene qué hacer, a dónde ir, nadie lo requiere hoy. Aún así sigue caminando, la vista en la vereda donde los papeles tirados se amontonan. Un hombre que los rastrilla le dice algo que no comprende, le sonríe igual, hace el esfuerzo.

Saca del bolsillo el borrador y lo lee...
“Mientras L duerme Francisca se para y camina desnuda por la alfombra. Se pone frente al espejo y mira...” No, tampoco resiste esto. Mira a las otras bancas del parque y no hay nadie. Rompe el papel.

Cierra los ojos y piensa. Mientras L duerme. Francisca desnuda. Alfombra. Espejo. Tras el reflejo de su sombra puede apreciar la ventana que muestra una pequeña fracción de la ciudad que titila esta noche. Titila. Palpita. Números rojos... Esta imagen lo fascina: “Francisca mete un mechón de su cabello tras la oreja y mira a L por sobre el hombro...

Caminando de nuevo por la Alameda, súbitamente se topa con un letrero que muestra una flecha hacia abajo con un lema que dice “Llegue a su destino aquí”. Por fin se ríe, después de todo está vivo, ¿no? Bajemos la escalera, qué diablos.

Desciende.

09-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (V)



Cinco



No hay más bautismo
que el bautismo de fuego.
Piglia, Respiración artificial.




Despertar. El despertar de ese día que se ha estado esperando desde hace tanto tiempo. El día. La luz atraviesa las persianas semiabiertas y dota de colores brillantes a todo lo que existe en esa pieza. El sol asomándose entre los vestigios de las nubes que han dominado últimamente. Hoy no.

Levantar las frazadas con fuerza. Un gran impulso interior, salir de la cama, dirigirse a la cocina, tostar un pan, tomar un vaso de leche, marcar una cruz, igual a las otras, en el calendario, pero esta vez en el día que está enmarcado con rojo.

Ir al baño, abrir las llaves del agua, entrar a la ducha, sentir que el agua es parte de tu propio cuerpo, permanecer un par de minutos ahí, sonriendo pero con lágrimas en los ojos.

Secarse, vestirse en la pieza con las ventanas abiertas, percibir los tímidos rayos cálidos en todo el cuerpo. Escoger ropa alegre, de muchos colores, que brille un momento cuando tenga el celeste de fondo. Ver un segundo la foto de Félix y tú, y ponerla boca abajo para no verla nunca más.

Salir del departamento, como cualquier día, saludar al portero, ambular por la calle, mirar a la gente que camina también. Un día normal, comprar un chocolate en el kiosco de la esquina, botar el envase vacío en un basurero cualquiera, mirar tu reflejo en las vitrinas iluminadas.

Acercarse al edificio antiguo, dar saludos a las personas que has convencido con argumentos falsos, tomar el ascensor hasta la azotea, arrepentirse de no haber traído una chaqueta al sentir el frío de las alturas, espantar las palomas en la cornisa, sentarse en ella, sentirse lista.

Pensar en razones, sentimientos, procederes. Meter la mano en el bolsillo, desplegar la carta exculpadora, arrojarla, ver como el viento la domina, la lleva al lugar que él elige.

Cerrar los ojos, sentir el aire alrededor, pensar en el brillo, delante del sol, de tu ropa, ser un punto que se va haciendo cada vez más grande para la gente abajo, un chiflón multicolor para los que están en los pisos intermedios, ser una memoria, un recuerdo vago que se apaga en los otros, una conciencia súbita del destino. Una necesidad de oportunidades, de vida.

Levantarse del lugar, mirar hacia abajo, la gente caminando, sentir el repicar del teléfono en el bolsillo. Dirigirse al elevador, bajar al fin, de una buena vez. Salir del edificio, poner los pies en el cemento, en la acera, empezar a caminar nuevamente.

En el departamento una mano levanta la foto.

07-04-2007

La dimensión desconoci... da (IX).

Capítulo IX: What the fuck is Nikolo?

- Oh Patty, bendíceme con tu gracia.
- A ver, a ver, a ver. ¿Qué pasa ahí atrás?
- Nada profesor, es el Rubén que hace escándalo (ap. a Rubén). Ya cállate que me van a descubrir (al profesor). Señor, Astolfo prefiere.
- Cánsome como llegó...?
Rotto: Puta, colega!
Candonga: Ya poh! Empezemos de nuevo.
Comodoro: Sí, vos lo decís porque estai puro grabando.
Ché: Sí, Gigi gay!
Billy Bilz: Estúpido!
Candonga: Métete la luma por donde te quepa, porque yo ya me cansé de tus enojos.
Billy Bilz: Eso no tiene nada que ver con lo que estábamos haciendo (le pega a Candonga en la cabeza. Candonga cae).
Rotto: Lo mataste, asesino.
Todos: ¡Asesino, asesino, asesino!
Billy: ¡No! ¡No! (se le revienta la cabeza).
- Uy, Sergio, cambia eso. Ya van dos muertos en éste ratito.
- Pero mamá, esos no están muertos. Mira.
(La mamá mira el televisor).
Todos: Lo más importante, en la vida es, sonreírle al mundo...
Y ahora, las noticias en la voz de Claudia Aguirre:
Buenas noches, la hora exacta, 9:50. La temperatura 28º. Gracias por llamar.
- Este hueón me dejó plantada otra vez -suspira Beatriz-. Si él supiera que vamos a tener un hijo, no sería igual. Además él está enamorado de Yolanda. Oh! Dios mío, ¿qué puedo hacer?"
- ¡Qué buena está la teleserie! ¿no es cierto Antichapulín?
- Sí Mañungo, en realidad la teleserie es un género emergente, digno de ponerse en la tela de un juicio superior.
- Ya pues, abuelito, no se ponga latero.
- No le hables así, Mañungo.
- Bueno, Antichapulín, eres mi héroe.
- Yo creo que la teleserie es un género emergente, digno de ponerse en la tela de un juicio superior.
- Ya pues, abuelito, no se ponga latero.
- No le, no, no, no, no, no...
- Ya se pegó el disco, Julián.
- Pucha, es que mi equipo es reviejo.
- Mejor vamos a buscar unas chelitas y vemos el partido, que está por empezar.
- Irá a jugar el "Saco"?
- ¿Quién sabe?
- Yo no!
- ¡Pardiez! ¿Es que acaso te crees el Antichapulín?
- Perdóname, tata Mañungo, fue sin querer.
- Ná de cosas, tú sabes que el Antichapulín fue mi héroe, y yo... y yo...
- Pucha, ya se puso a llorar mi abuelito.
- Bueno, yo te dejo, voy a ver el partido.
Adelino abre la puerta de calle y sale rápido para acanzar a llegar antes que empieze el partido. No sabe que en su casa hay una fiesta.
"Fiesta en América" el tema con que llega Chayanne en su radio in... finita.
Lo que más me gusta es bailar. Pero un día me salió caspa. No quería ni moverme. Desde Parí. Poasón con pataté, si vu plé. Y ahora me siento aliviado. What the fuck is Nikolo? Déjeme recomendarle. Ahhhhhhhhhhh!
- Deja de gritar, viejo huevón, queremos dormir.
- No se enoje vecinita.
La vecinita cierra la ventana, un piso arriba, el viejo se queda sentado frente al televisor.
"Es triste -piensa para sí- que un hombre, aún pletórico de fuerzas, con algunos años encima, eso sí, esté aquí echado. Por eso, no al capitalismo, compañeros."
Ese ha sido el discurso del líder del partido oficialista, la izquierda cristiana, luego de comprobarse el origen campesino de éste. Reporteó Maritxu Sangroniz. Gracias. En otro ámbito de las cosas, tenemos un informe de la guerrilla en la región de Manchuria.Adelante Saul... Saul. ¿Saul? Bzzzzzzt!
- Oh, cacha! Se cortó la tele.

Continúa...

05-04-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (X).


Nefando diálogo.

En cierto frío asteroide Lina,
Escuchó para su congoja la siguiente conversación:
- ¿Y? ¿Ella? ¿Cómo va?
- Ya no va.
- Me estás hueveando (¿?).
- No.
- Y yo que pensé...
- Sí, yo también pensé.
- ¿Y?
- Pensé mal.

02-04-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (IV)


Cuatro

Amigos míos:
La soledad en este lugar difícilmente podría ser mayor. Ocurre que por alguna festividad que me costaría mucho trabajo describir, la gente sale de sus pueblos para peregrinar hasta cierta ciudad sagrada de esta nación. Así que aquí estoy, solo frente al computador, asándome de calor. Brindo con una cerveza tibia por ustedes allá en la lejanía.
Yo, por estos lados, en fin, a pesar de todo me mantengo ocupado y trato de disfrutar la independencia que da la menor cantidad de gente en el trabajo y, sobre todo, digámoslo, la ausencia de mi superior directo, muy religioso al parecer. Este detalle me permite disponer con gran libertad de la computadora (jaja), la única en esta uña encarnada del mundo, para enviarles mis parabienes y de paso hacer los informes que se me exigen. Por lo demás, mucha de la gente que me rodea ya me tiene bastante harto y no sería raro que en unos meses sepan que fui a parar a la horca por asesinato múltiple, así que unos días de tranquilidad vienen de perilla.
No todo es trabajo, claro está, la semana pasada me pegué un viaje al balneario de la zona, donde conocí a unas mellizas... Ah, qué bueno es recuperar energías y disfrutar de las bellezas de esta vida. Quedamos de vernos de nuevo, por si les interesa, para llenar ciertos espacios que hay en mi conocimiento de este idioma tan sabroso.
A pesar de todo ya estoy encontrando un lugar acá, de hecho me invitaron al matrimonio de la tercera hija del líder local. Me fui de raja al enterarme que la novia en realidad era novio. Verán: en este perverso país es forzoso que el tercer hijo del matrimonio sea de género femenino, independiente de la indumentaria con la que venga el pobre individuo. Fui, como podrán imaginar y la verdad es que la niña-niño era bastante pasable (sé que para algunos de ustedes ciertos detalles son irrelevantes). Pese a semejantes actividades debo decir que me he portado como un caballero, no, no me he encontrado una exótica morena para caldear mis noches, como preguntan algunos de forma tan vulgar. Al menos paso bastante tiempo con mi vecina de escritorio, una gorda descomunal, con la que no hablo mucho, en realidad, ella lo hace por ambos, cosa que debo aguantar estoicamente ya que me trae almuerzo todos los días.
¿Qué más? Bueno, sepan que acá las micros también son amarillas, que es cierto el mito que reza que en ciertos lugares hay que eructar para demostrar que se está satisfecho de la comida y que el calor hace maravillas con las vestimentas de la mujer.
En fin, así están las cosas. Creo que esta semana me cambian de pieza porque en la que estoy se reciben ciertos inesperados visitantes nocturnos.
Ya, está bueno, saludos a todos y no tarden en responder, a veces el aburrimiento parece infinito.
Ahora... ¡mensajes personales! (traten de no leer los que no les correspondan, madurez, por favor).
Florencia: las semillas que me regalaste están plantadas junto a mi ventana, espero con ansias su nacimiento. Te mantendré al tanto.
Félix: te mando los cuentos, no seas maraco y léelos luego.
Francisca: no seas tan severa, no me juzgues tan rápidamente. Lo que tenía que hacer lo hice y esto era necesario para el transcurso de la historia.
Adiós.

01-04-2007

La dimensión desconoci... da (VIII).

Capítulo VIII: El valor de Loreto.

Decano: Déselos a los niños pobres.
Braulio: No diga huevadas, decano.
Director: Recuerde que seguimos en el aire.
Carolina: ¡Dios, no! Yo tengo vértigo...
Todos: ¡¡¡¡Carolina!!!!
Carolina: Sí, y vengo paramar ... este invierno, sería menos frío que.
Todos: el anterior.
Carolina: Y aquí estoy.
Todos: Congelándome?
Carolina: Eso es imposible comisionado.
Comisionado: Ah?
Carolina: Cállese, es el colmo que estas cosas sigan ocurriendo en el país. Cualquiera diría que seguimos en dictadura.
Comisionado: ¡Ya! Está bueno, se va detenida por comunacha.
(Llega el público).
Público: ¡Venimos por Carolina!
Carolina: Eso creen (Vase).
Decano: ¡Deténgase! Mejor sigan. (Ap). Si supieran estos pobres idiotas que corriendo así van a caer por un precipicio.
Carolina: Este viejo decano algo malo se trae entre manos. Además, yo se que él es malo.
Braulio: No entiendo por qué el público escucha a ese viejo de mierda, y no a mí, que he descubierto el valor de loreto, y pienso lanzarla como actriz en pocos días (Vase).
- ¿Loreto?
- Sí, sí, ¿no la has visto? Es muy rica.
- Te juro que no la conozco.
- Pero si vive por acá cerca... Es más, ahí viene.
- ...
- ...
- No nos saludó.
- Hay cada rota ordinaria.
- ¿Sabes que ella no es hija legítima?
- Me estai hueveando.
- Pero pa qué inventaría cosas así?
- Tú y tus mentiras. Ya me tienes harto.
- Ah sí? Entonces, sal de mi casa, desgraciado.
- Pero tonta, si estamos en la calle.
- Uh...
- ¡Ja! ¿Te descubrí! No tienes casa. Ja, ja, ja, ja.
- Me las pagarás, ¡Ronaldo!
Ronaldo: Mande.
Enriqueta: Saca a este desgraciado bonachón de aquí y por favor aplíquele unos cuantos puñetes.
Ronaldo: Y lumas?
Enriqueta: Bueno, ya.
Ronaldo: (Áse a Alberto). Ya, vamos. Pobre hombre, tus fechorías se acaban aquí mismito...
Enriqueta: ¿Qué pasa?
Ronaldo: Señora... ¡desapareció!
Enriqueta: ¡Mira! ¡Y dejó una bomba!
Ronaldo: ¡Dios mío! Mejor me la como.
Enriqueta: Sí, hazlo.
Ronaldo: (Se come la bomba). Um, le falta un poco de sal.
Enriqueta: Mejor, porque la sal hace mal para la salud.
Ronaldo: Ay, me duele el pecho! ¿Qué hago?
Enriqueta: Yo que tú, usaría Gastricol, el remedio más efectivo para el malestar estomacal.
Coro: Gastricoool.
"Se apaga la tele, la luz se cortó. Esteban se queda sentado frente a la pantalla que aún brilla, con la sensación de que algo falta, de que a todas las cosas les falta algo para cobrar sentido." Esteban Riquelme (1682-1723).
"Una novia sin senos, más que novia es un buen amigo" Juan Sánchez (1960-?).
"Cada vez que veo brillar tus ojos, recuerdo que el perro es el mejor amigo del hombre, querido Romo" Claudio Galdámez (1705-1789).
- Qué interesante la clase, ¿no crees Rubén?
- Sí, pero en realidad Riquelme era un frívolo.
- Claro, eso lo dices porque eres hombre y flojo más encima. Si hubieras venido ayer cuando descubrimos que...
- Bla, bla, bla. Y tú como mujer no puedes quedarte callada. Déjame escuchar.
- ¿Qué sacai con escuchar, si igual no entiendes nada?
- A ver, ¿tú qué has escrito? (toma el cuaderno de Patricia) Uhnn. (Se pone blanco). Patty, ahí hay una reflexión sobre el motivo general del ser sustancial.. Patty, eres un genio... Eres... ¿Qué eres?
- Soy El que soy, ha llegado la hora de mi venida, el hombre será perdonado de sus pecados...
Continúa...

30-03-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (IX).



Respuesta del maestro Chang a las dudas de su discípulo.

qweryusdhjl,.

26-03-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (III)

Tres

Tres números rojos brillan en la oscuridad interior. Afuera llueve.
Tirada en la cama, los ojos fijos en el techo. Se produce un pequeño sonido. Voltea su cara hacia el aparato que ha sonado, y recibe brillos que forman un siete, un tres, un cero. Se levanta, al fin.
Las gotas rebotan contra los edificios. Más abajo, la gente se moja mientras camina. Florencia mira en esa dirección mientras se viste. Pronto el hombre que está en la cama se irá, y ella prenderá la luz y se apoyará a llorar contra la ventana. Así mismo será trasladada a otro contexto. Pero todavía falta.

Ella camina bajo la lluvia. Observa las caras de todos los que van, junto a ella, por las calles. Parece que todos los habitantes de la ciudad se han volcado a ellas en ese mismo momento. Piensa en la multitud de vidas que no conoce, que jamás conocerá. Todo lo que los conecta no es más que un reflejo, un segundo, una imagen fugaz en los ojos de los otros. Y eso es la vida, se dice para sí.

Recoges tu pelo castaño, reflejándote en la ventana. Afuera sigue lloviendo, y el repique de las gotas en el techo domina, ante el silencio de la habitación vacía en la que estás. Ves los rectángulos iluminados frente a ti, y tratas de advertir movimientos mientras te quitas la ropa. Quizás continúas la búsqueda de un igual, te dices. Quieres ver, pero no lo logras. Lloras contra el vidrio frío, y tus lágrimas recorren caminos conocidos.
Te alejas, tu silueta oscura empapándose de sus propios detalles. Logras que esa imagen trascienda, ahora ha sido tu momento, más allá de ti. Aunque no lo sabes, aún.
Te dejas caer en la cama desecha, vencida por la oscuridad. Cierras los ojos y te abandonas.
Tres números rojos brillan en la oscuridad interior.

25-03-2007

La dimensión desconoci... da (VII).

Capítulo VII: La importancia de irse.

- Profesor... ¡usted usa peluquín!
- Ah?
- Y también tiene un ojo de vidrio.
- Ah?
- Y además tiene una oreja de plástico.
- Ah?
- ¡Hasta atrás! Ja. Ja. Ja.
- ¡Estás expulsado!
Se quedan callados. Podría haber dicho cualquier cosa, pero haber dicho... eso... fue el acabose.
- Señor, Astolfo prefiere...
- Cánsome como llegó, y lo primero que hizo, se puso el sombrero.
- Es grande!
- Mayor soy yo... y quién os mete conmigo a vos?
- Ah?
- Te equivocaste, huevón, tienes un rojo.
- ¿No puedo apelar?
- Ni que fuera Frei, hueá.
- Bueno, mejor váyase a la chucha. Me voy (Vase).


La importancia de irse.
En este ensayo, discutiremos el deseo de irse, de "virarse" de ciertas cosas. Esto se manifiesta claramente en la tribu de la música gótica, con sus recitales y cosas, han logrado abrir un espacio claro a la perspectiva del hombre como animal pensante y finito, es decir, a aceptar que algo puede pasar después de que uno nace, pero ya muriendo todo acaba ahí, esto les ha valido el desprecio de muchas figuras de la cultura gnóstica, como son: el connotado decano. (aplausos).
Decano: Gracias, muchas gracias.
Público: Qué cante, que cante!
Decano: Ah... "Tu cariño se me va..."
Orquesta: Pam, pam.
Decano: Se me va...
El inteligente Braulio Willebäuern.
Braulio: Ese soy yo.
Público: Cinco hurras a Braulio.
Braulio: Sí, sí.
Público: Ya.
El amable Claudio Álvarez.
Claudio: (entra arrastrándose en las rodillas).
Público: Wow!
Claudio: Jo.
Público: Wow!
La sexy Carolina Netanyahu...
Público: Buuuh! Nos estafaron.
Director: Ya pues decano, ¡rellene!
Público: Muerte. Muerte. ¡Queremos a Carolina!
¡Queremos a Carolita!
Director: Ay...!
Público: Vamos, vamos Carola, que esta noche tú tienes que brillar.
Decano: Agradecemos esta demostración de afecto para la Carola, pero lamentablemente no va a poder venir.
Público: Entonces no hay nada (Vanse).
Director: Pero decano, mire, nos quedamos con el molde hecho, ¿qué vamos a hacer con todos los canapés?
Continúa...

23-03-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (VIII).


Viaje interior.
Lara por otra parte,
Emprendió un camino
Algo más complejo.
Resulta ser que implotó,
Iniciando un viaje dentro de sí mismo.
Ahí estaban sus tripas con sus jugos,
Ahí el cerebro dubitativo.
Ahí sus manos ávidas,
Ahí el corazón derretido.
Ahí el miedo de siempre,
Ahí el balón
Que pateaba en la plaza,
Junto con la rodilla hinchada.
Hasta la fecha
No hemos escuchado más reportes de Lara.

19-03-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto) (II)




Dos

Aprieta el timbre dos veces ante la puerta de Jeremías y tarda un momento en escucharse el ruido de pasos descalzos al acercarse. Jeremías abre la puerta en toalla, recién salido de la ducha, y echa un vistazo hacia la calle comprobando, como si sirviera de algo o hubiera que temer de la presencia de extraños, que Félix viene solo y nadie observa su entrada a la casa. Una vez cerrada la puerta Jeremías cambia su actitud y saluda afectuosamente a Félix que responde de igual forma. Por sobre el hombro de Jeremías lanza una mirada hacia la pieza, ahí ve las zapatillas de Danielle que está acostada sobre la cama. Jeremías vuelve a entrar al baño, Félix entra a la pieza y saluda a Danielle para sentarse a los pies a esperar que Jeremías salga de la ducha.
Danielle le pide a Félix que ponga algo de música, él se para y revisa entre los discos de Jeremías, encuentra uno con carátula amarilla y una pequeña raya roja en el centro, lo pone, se escucha a una mujer cantando en un idioma nórdico, se puede decir.
- Soñé contigo anoche –le dice intempestivamente Danielle. Félix se encoge de hombros y se sienta en el suelo, a los pies de la cama, a escuchar la música y nada más.
- Éramos hermanos y vivíamos en el sur, muy al sur, lo sé porque se veían unos árboles que daban esa impresión, creo –Félix menea la cabeza siguiendo la melodía de violines que se adueña del silencio-. Teníamos una abuela, no era nadie que yo conociera, en la realidad, digo, y era muy fina y con el pelo muy, muy blanco –Félix cierra los ojos y se conmueve un poco con la voz de la mujer que canta, que es muy dulce-. La vieja quería obligarme a que me acostara contigo, que estabas debajo de unas frazadas, no te veías, la verdad, pero yo sabía que eras tú el que estaba ahí, y yo le tenía mucho miedo a la abuela pero no quería meterme ahí contigo –él mueve los pies para llevar el ritmo, respira hondo-. La abuela decía que tenía que hacerlo porque debía mantenerte satisfecho.
Silencio en el equipo, silencio en la pieza.
Félix suelta una carcajada.
- Ayer lloré, no sé muy bien por qué –dice Félix.
- Al despertar lo llamé, ¿sabes?, no me importó mucho la larga distancia, quería hablar con él...
- Creo que pensé en mí llorando y me dio mucha pena, y lloré...
Se quedan callados, pero ahora está gritando la mujer del equipo. Entonces Jeremías sale del baño ya vestido y con él entra al dormitorio una oleada de vapor. Ya, dice, ya, repite. Félix pide permiso y entra al baño.
Adentro todo está húmedo y envuelto de vapor. Abre la llave del lavamanos y se apoya en él, frente al espejo que está cubierto y no muestra nada. Félix envuelve su mano en la manga del chaleco y la pasa por el vidrio empañado. Por unos segundos en los que queda aterrorizado el espejo no le devuelve ningún reflejo, pestañea, y ahí está, vuelve a respirar. Toma un poco de agua y sale del baño.
Jeremías y Danielle están sentados al borde de la cama. Jeremías sostiene una pequeña cajita de madera que extiende hacia Félix. Félix la observa. Ya, dice Jeremías, y Félix la abre. En su interior no se ve nada, o todo se ve negro, más bien. Félix mete los dedos en la caja.

18-03-2007

La dimensión desconoci... da (VI).

Capítulo VI: Todo es inservible.

Todo es inservible y todo es un camino recorrido, como decía el capitán general. Ese viejo también era inservible, además de hediondo a poto, ya que no se lo lavaba nunca. Notable es su cita: " En realidad, yo creo que básicamente el meollo de la cuestión es algo que sin duda debo aclarar, entendiendo esto como una notable disrupción en el espacio tiempo y tomando al filántropo hombre como pensador, entonces, sin duda, lo más importante está claro que a simple vista no puede resolverse, y teniendo en cuenta la serie de detalles que no trascienden, tenemos, luego, que el simple hecho de obviar lo intrascendente nos provoca otro problema al que abocarnos, esto sin olvidar lo anterior, dado que todos los problemas se juntan, y además tienen mucho que ver."
- Gracias, Milton.
- De nada, Héctor.
- Y ¿qué opina ud. Tito?
- Lo que ud. quiera, J.M.
- Llamemos pues a Néstor.
- Inmediatamente, Sapito.
- Pero Juan Ramón, no diga esas cosas.
- Mire Hans, usted no se meta.
- A ver... dejemos algo claro, yo creo que... ¡chucha! hicieron un gol estos cabros.
- Diablos, nos van a echar.


Así acabó el único partido transmitido por Canales Unidos, los críticos fueron repartidos en extrañas duplas, las que pasaron a la eternidad. Y de ahí vienen las constelaciones de JM, Sapito, Hans y Val Kilmer. Haga un esquema.





- Oye, ¿tú crees que esto sirve para algo?
- En realidad...
- Gómez! Por estar conversando responda esto:
¿Qué es el arte?
- Pero, profesor, yo...
- Responda.
- Bueno. El arte es, principalmente, todo lo que está hecho para nada.
- ¡Torpe! Si usted piensa eso será mejor que se vaya.
- Pero... señor, el colegio se está quemando.
- No importa.
- Pero... acaso no escucha el plan Daisy?
- Oh sí!
- Bueno, corramos.
- Ay, Gómez, sálveme por favor.
- Pero si Ud. es casado.
- Eso da lo mismo.
- Sin embargo, no tengo nada que ver con ella, está viviendo con su mamá en Swazilandia.
- ¿Cómo lo sabes? Es mi esposa.
- Ja. Ja. Ja.
- ¿De qué te ries?
Continúa...

13-03-2007

Los poemas cósmicos de Ardilla Tecno-veloz (VII).


Omertá.
Escucha:
Te haremos una oferta que no podrás rechazar:
Dos balas en la cabeza a cada uno...
Pero mantén a tus enemigos incluso más cerca.
Y nunca digas lo que piensas,
Luego la dejas caer, nadie se dará cuenta si la tienes o no,
Porque no es nada personal,
Negocios, sólamente...
En mi casa.
¡En mi casa! ¡En mi dormitorio!
¡Donde juegan mis niños!
¡Donde duerme mi esposa!
En mi casa...
Rompiste mi corazón.

12-03-2007

Novela ambidiestra 2005 (proyecto)


I



Uno

Un sonido constante, que se percibe suave. La mirada en un plano doble: el reflejo de sí mismo, primero. Más allá, nítido el cielo, algunas nubes a la misma altura de su vista. Abajo, la inmensidad de lo verde, ordenado por líneas rectas. Algunos puntitos en blanco y negro se mueven, mucho más lento. El plateado surca el celeste a gran velocidad.
Mientras el avión baja, poco a poco, él piensa en los motivos de su viaje. Le parece una necesidad el salir del centro, pero lo racional se le escapa. De todas maneras, está conforme. Parece feliz. Aunque eso nunca dura demasiado.

El sonido constante al que ya está acostumbrado. Las máquinas creadas para ayudar, a él y a muchos. Acostado en la camilla, la mente en blanco. Todos sus recuerdos no trascienden a esa habitación. Inclina la cabeza hacia la ventana. La mirada en un plano doble: el reflejo de sí mismo, primero. Más allá la lluvia que cae en la noche, notoria bajo el haz de los focos. Al fondo, una ventana iluminada y en ella una muchacha. Su figura delgada paseándose y su contorno oscuro reluciendo contra la iluminación que la rodea. El brillo de su pelo castaño es una imagen que se fija en él. Aunque él no lo sabe, aún.

Un sonido constante, que sorprende y despierta. Abre los ojos y le cuesta descubrir dónde está, pero no le parece sorprendente. Todas las mañanas que ha despertado al lado de ella ha sido así. Se levanta y camina hacia el teléfono. Frente a un espejo, levanta el auricular para recibir un sonido mecánico, intermitente. Cuelga, mientras levanta la cabeza. La mirada en un plano doble: el reflejo de sí mismo, primero. Más allá, la chica tapada solo con su pelo castaño. Ecos de una discusión, de muchas, se construyen en su mente, justo antes de que comience a surgir lo blanco y él quiera abrir la puerta e irse. Ella sueña con la última noche. Sonríe. Aunque las repercusiones de todo estén lejos de cristalizar.

El sonido constante sigue percibiéndose suave, pero los movimientos que ahora lo sacuden maximizan el ruido en general. Las vacas, antes vistas como puntos, se aprecian ahora desde una corta distancia. Cuando las ruedas tocan el suelo, él se acerca a la ventana. La mirada en un plano doble: el reflejo de sí mismo, primero. Más allá, el gris de las construcciones y gente esperando a muchos de los que van con él. Se termina el movimiento. Las puertas se abren. Mientras respira el aire limpio, él se baja, dispuesto a la vida. Le parece una primera vez.
Aunque no lo sabe, dos minutos después una chica de pelo castaño baja por la escalera del avión. El pasado no se iría, esta vez. Había llegado el momento de saber.
Alea iacta est.

06-03-2007

La dimensión desconoci... da(V).

Capítulo V: ¿No será esta una de sus bromitas?


Escena IV.
Valentina, Mario y Jorge.
Jorge: Permiso.
Mario: Compadrito! Cómo le va?
Jorge: Aquí, viviendo. Tenís algo nuevo?
Mario: Claro, tengo a la Vale.
Jorge: Vale?
Mario: Vale.
Jorge: Ya.
Mario: ¿Y cuánto vale? (Mario rie, Jorge permanece serio).
Jorge: Chacal... Yo en cambio, no tengo a nadie.
Mario: Lepe.
Jorge: Rencoret.
Valentina: Hola chiquillos, ¿me echaron de menos?
Jorge: A decir verdad, echamos de menos tu cuerpo. (Ásela).
Valentina: Ya suelta, degenerado.
Mario: Ah la la la la!
Valentina: Me voy donde mi mamá, Jorge, y lo sabes. No andes hueveando. Ahora, suéltame...
Jorge: Ok. Pero antes un besito. (La besa).
Valentina: Ah! Pero siempre tú... con tus besos tan ricos.
Jorge: Lo sé.
Mario: ¿Se supone que debería hacer algo? (Vase Valentina). Cuando tú estés pololeando yo te voy a hacer lo mismo.
Jorge: ¿Qué cosa?
Mario: No sé poh.
Jorge: Bueno. Total, todos somos iguales. Oye, sigamos a Valentina para ver su cuerpo. (Vanse).
Escena V.
Dr. Mortis, Antichapulín.
Antichapulín: No lo tenía friamente calculado.
Dr. Mortis: Lo sé. Por algo será.
Antichapulín: Usted sí que sabe, doctor.
Dr. Mortis: Oye, por qué no sacamos las chelitas del frigider y celebramos la victoria del equipo.
Antichapulín: Pero si ese equipo nunca ha ganado nada.
Dr. Mortis: Lo sé, pero el Saco jugó de miedo.
Antichapulín:Puras patás ese cochino.
Dr. Mortis: A ver, el teléfono.
Antichapulín: Pa qué quiere ver el teléfono.
Dr. Mortis: Me tinca que es otro.
Antichapulín: (Ap). Si no tuviéramos ya varios años viviendo juntos diría que este viejo estúpido me está engañando. (Al doctor). ¿No será esta una de sus bromitas?
Dr. Mortis: Pero mi Anti, cómo se le ocurre decir eso.
Antichapulín: Verá, primero lo pensé y luego deduje que era lógico decirlo.
Dr. Mortis: Es usted una persona muy inquieta. Más le vale tomar ritalín o va a terminar como Bilz, un compañero que tuve yo, al que se le reventó la cabeza, en un inoportuno momento.
Además, le dió por hacer clases de electrofísica, encabronadamente difícil el cursito.
Ocurrió una vez que estando en su casa, golpeó tanto a su señora que esta se volvió un excelente físico nuclear. A pesar de que él podía vanagloriarse de que a su lado tenía un excelente físico, los celos terminaron por destrozar la relación.
Y, por eso, tenemos aquí en el consultorio a la dra. Marialy que contestará todas sus preguntas:
- Aló?
- Sí, ¿cuál es su nombre?
- Macabea.
- Bien, fue un placer haber hablado con usted.
- Gracias, yo siempre veo su programa.
- Lo sé.
- ¿Es que acaso todos saben todo?
- Lo sé.
"Corten" dice el director, "corten", "corten", y el público escandalizado agarra las tijeras y el papel, previamente dispuesto, armando figuras inservibles.
Continúa...