21-05-2007

Novela ambidestra 2005 (proyecto) (XI)



II


1



a


- ¿Nombre? – dice ella.
Él se acomoda en la cama, mira a Isabel con cara de obviedad.
- Está bien – dice ella, riendo. – En realidad esta es la parte fome, me voy a saltar un par de preguntas.
Su risa. No solo es la boca la que la marca, también esos ojos pardos que brillan y se hacen grandes.
- Mmm, a ver -busca en el cuaderno- ¿cuál es el momento más feliz que has vivido conmigo?
Él no esperaba algo así. La mira preocupado, hasta que ella sonríe.
- Quizás es mejor que responda yo misma. El momento más feliz, así de buenas a primeras es cualquiera. Puedo pensar en algunas posibilidades: la vez que corrimos bajo la lluvia por el placer de mojarnos, el día que paseamos por todo el recorrido del metro, aquella ocasión en que estuvimos en esa casa antigua en medio de los edificios, sabiendo que nunca volveríamos y valorando el momento. Esos son, por ahora, y en otro momento quizás no serían. Es el problema de recordar, lo que permanece es una percepción icónica, y es tan fácil dejarse llevar por lo que se vive en el momento del recuerdo y teñir la memoria. Porque ahora se podría decir que hay felicidad –y él mira el cuerpo desnudo de ella y sonríe- y por eso me acuerdo de esos momentos y los veo de ese modo. Mañana, de pronto, si te odio, pensaré en lo inútil que resulta perder el tiempo en los vagones, o lo idiota que es resfriarse gratis. No sé. Nunca se sabe, con estas cosas.
Termina de hablar y baja la cabeza, y él repara en el brillo de sus ojos, más presente que de costumbre. Ella se levanta de la cama, se viste un poco y se va.
Él piensa en lo que poco que merece vivir esto. Piensa en los ojos de Isabel, y en el fondo de su mente crece la culpa, las ganas de la reparación que causa daño.
Se levanta también, y cruza por el umbral por el que pasó ella hace instantes, pero tan lejos. Camina hasta que la encuentra, ella menuda mirándolo hacia arriba escucha como surgen una a una las palabras desde la boca de él. Comprende cada una de ellas, descompone sus significados individuales, los combina, entiende la totalidad, no quiere seguir escuchando pero no tiene remedio, no quiere la comprensión de esos sonidos pero no puede evitarlo, no quiere estar ahí pero lo está.
Siente que su mundo se desmorona pero no puede dejar de hablar, formalizar la verdad que opaca los ojos pardos que estaban en su mente, la ve tan vulnerable que quiere abrazarla pero sabe que es incongruente. Termina de decir lo que debería haber dicho hace mucho antes, observa cómo ella cae sobre sus rodillas, tan mínima, se da cuenta del camino. Imposible escapar, ciertos pasos que hay que tomar.
Ella ve como él se da vuelta y la abandona. Es confuso pensar, las imágenes se suceden y en el medio de la ciudad las gotas cubriéndole la cara, llenándole los ojos, y ella gira y gira mirando al cielo, y él no está, y en cuclillas en el suelo la lluvia está ahí, y se tiñe, se tiñe.

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