Escena IV.
Valentina, Mario y Jorge.
Jorge: Permiso.
Mario: Compadrito! Cómo le va?
Jorge: Aquí, viviendo. Tenís algo nuevo?
Mario: Claro, tengo a la Vale.
Jorge: Vale?
Mario: Vale.
Jorge: Ya.
Mario: ¿Y cuánto vale? (Mario rie, Jorge permanece serio).
Jorge: Chacal... Yo en cambio, no tengo a nadie.
Mario: Lepe.
Jorge: Rencoret.
Valentina: Hola chiquillos, ¿me echaron de menos?
Jorge: A decir verdad, echamos de menos tu cuerpo. (Ásela).
Valentina: Ya suelta, degenerado.
Mario: Ah la la la la!
Valentina: Me voy donde mi mamá, Jorge, y lo sabes. No andes hueveando. Ahora, suéltame...
Jorge: Ok. Pero antes un besito. (La besa).
Valentina: Ah! Pero siempre tú... con tus besos tan ricos.
Jorge: Lo sé.
Mario: ¿Se supone que debería hacer algo? (Vase Valentina). Cuando tú estés pololeando yo te voy a hacer lo mismo.
Jorge: ¿Qué cosa?
Mario: No sé poh.
Jorge: Bueno. Total, todos somos iguales. Oye, sigamos a Valentina para ver su cuerpo. (Vanse).
Escena V.
Dr. Mortis, Antichapulín.
Antichapulín: No lo tenía friamente calculado.
Dr. Mortis: Lo sé. Por algo será.
Antichapulín: Usted sí que sabe, doctor.
Dr. Mortis: Oye, por qué no sacamos las chelitas del frigider y celebramos la victoria del equipo.
Antichapulín: Pero si ese equipo nunca ha ganado nada.
Dr. Mortis: Lo sé, pero el Saco jugó de miedo.
Antichapulín:Puras patás ese cochino.
Dr. Mortis: A ver, el teléfono.
Antichapulín: Pa qué quiere ver el teléfono.
Dr. Mortis: Me tinca que es otro.
Antichapulín: (Ap). Si no tuviéramos ya varios años viviendo juntos diría que este viejo estúpido me está engañando. (Al doctor). ¿No será esta una de sus bromitas?
Dr. Mortis: Pero mi Anti, cómo se le ocurre decir eso.
Antichapulín: Verá, primero lo pensé y luego deduje que era lógico decirlo.
Dr. Mortis: Es usted una persona muy inquieta. Más le vale tomar ritalín o va a terminar como Bilz, un compañero que tuve yo, al que se le reventó la cabeza, en un inoportuno momento.
Además, le dió por hacer clases de electrofísica, encabronadamente difícil el cursito.
Ocurrió una vez que estando en su casa, golpeó tanto a su señora que esta se volvió un excelente físico nuclear. A pesar de que él podía vanagloriarse de que a su lado tenía un excelente físico, los celos terminaron por destrozar la relación.
Y, por eso, tenemos aquí en el consultorio a la dra. Marialy que contestará todas sus preguntas:
- Aló?
- Sí, ¿cuál es su nombre?
- Macabea.
- Bien, fue un placer haber hablado con usted.
- Gracias, yo siempre veo su programa.
- Lo sé.
- ¿Es que acaso todos saben todo?
- Lo sé.
"Corten" dice el director, "corten", "corten", y el público escandalizado agarra las tijeras y el papel, previamente dispuesto, armando figuras inservibles.
Continúa...
1 comentario:
se esperan nuevas entregas de este descabellado relato. Apúrense, gracias. Chao.
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